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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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hubieran mencionado dos días atrás habría decretado que esa persona no

estaba cuerda, pero lo que durante tantos días, semanas e incluso meses le

había martirizado, en aquellos momentos no encontraba el momento de que

culminara. Estaba al borde del abismo, casi rozaba la desesperación porque la

hiciera suya y cuando sintió como se adentraba en su interior, no pudo

resistirlo, se irguió de tal manera que hizo que ambos encajaran a la

perfección.

El duque atrapó las manos de Susan, como si quisiera de alguna forma evitar

que ésta le empujara, como si en el fondo aún tuviera miedo de que quisiera

apartarle de ella, pero cuando Aaron sintió como entrelazaba sus dedos,

cuando notó que alzaba sus piernas y las enroscaba a su alrededor, se rindió a

lo que ya había estado notando todo ese tiempo… ella le deseaba casi tanto

como él a ella. Fue consciente del sonido que emitía la garganta de su esposa

con cada una de sus embestidas; aquello no era rechazo, sino placer.

Susan sentía de nuevo esa sensación crecer en su interior, notaba como cada

movimiento la transportaba hacia un lugar desconocido al que estaba deseosa

de llegar, tenía la imperiosa necesidad de alcanzar ese clímax, esa cima y

culminar esa extraña sensación. Como si algo la hubiera prevenido, abrió los

ojos y vio como el duque la observaba fijamente, no había palabras, quizá no

hacían falta, pero en aquel momento él acortó la distancia que les separaban y

volvió a sentir de nuevo sus labios en un beso tan arrebatador, tan sumamente

arrollador que aquella sensación creciente que estaba sintiendo estalló por

completo y la embriagó hasta el punto de dejarla anonadada.

«Aquello debía ser más que atracción, definitivamente ese hombre le

inspiraba mucho más que simplemente deseo» pensó Susan en cuanto volvió

a ser consciente de sí misma.

El sonido de la respiración agitada era plausible entre ambos y Susan fue

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