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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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desear acercarse en lugar de alejarse.

¿Sería gentil el duque? Esperaba con fervor que lo fuese, puesto que, a

diferencia de él, sería completamente nuevo para ella.

En cuanto el cochero les abrió la puerta hizo ademán de bajarse, pero lord

Buccleuch se lo impidió bajando este primero y ofreció gentilmente su mano

para ayudarla.

—A partir de ahora esperarás siempre dentro del carruaje cuando viajes

conmigo hasta que te de permiso de bajar.

Comenzaba a notar ciertos matices que no le gustaban. Quizá no era

exactamente un matiz, sino más bien una especie de autoridad excesiva o

dominación sobre los demás y a pesar de que se convenció que solo era una

pequeñez, le molestó lo suficiente como para no dar su consentimiento.

—Siempre y cuando el tiempo de espera me parezca adecuado, no tendré

ningún inconveniente —contestó sorprendiendo a un duque que la miró

fijamente.

—¡Padre! —exclamó una voz infantil que distrajo a ambos provocando que

mirasen hacia la puerta de entrada.

Allí permanecían dos figuras pequeñas, ataviadas con trajes de dormir y caras

sonrientes. Indudablemente Susan sonrió y cogió la mano tendida del duque a

pesar de que éste no la miraba para bajar del carruaje.

—¿Por qué no están acostadas? —preguntó lord Buccleuch con el ceño

fruncido.

—Lo siento mucho mi lord, pero han insistido tanto en querer conocer a la

nueva duquesa que...

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