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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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que yo llegara ella era quien manejaba las cosas en esta casa, pero ahora debe

entender que yo soy tu esposa y que es normal que sea yo quien tome las

decisiones.

—Dudo mucho que la señora Edna no sea consciente de que eres tú quien

maneja ahora esta casa —concluyó volviéndose a servir otra copa de vino.

Susan no quería fomentar ningún tipo de malestar entre la señora Edna y su

esposo, pero lo cierto es que aquella mujer aún se tomaba algunas cosas de la

casa como si ella siguiera siendo la dueña y señora del lugar. Prefirió no

decirlo, hasta el momento no había sido algo que le molestara demasiado,

pero sí que resultaba un poco inusual que profesara su malestar con ella y en

cambio fuera pura cortesía en la presencia del duque.

—Supongo que tienes razón —decretó volviendo la vista hacia el fuego y no

deseando contrariar a su esposo—. He pensado que podríamos invitar a mis

padres a cenar alguna noche, si te parece bien —concretó Susan tratando de

cambiar de tema. Si había algo de lo que no le apetecía hablar en aquellos

momentos, era de la señora Edna.

—Si —afirmó—. Por supuesto que me parece bien, puedes invitarles cuando

gustes —confirmó acercándose hasta ella y dejando la copa en la repisa de la

chimenea.

—Me pasaré mañana mismo por casa para comunicárselo, seguramente se

estén preguntando porque llevo varios días sin pasar a saludarles…

—Tu casa es ahora este lugar, Susan —afirmó Aaron cogiéndole la mano y

acariciando levemente con el pulgar el dorso de ésta—. Este es tu hogar.

—Yo… —comenzó a decir dubitativa—. Sé que esta es mi casa ahora.

Antes de que pudiera continuar hablando, de que pudiera añadir algo más,

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