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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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para él, cómo sería aquel cabello rojo cayendo sobre sus hombros y

moldeando su silueta. Mil veces había imaginado en como se verían esos

cabellos esparcidos sobre aquella sábana de seda blanca y lo cierto es que

verlo era peor que imaginarlo y deseaba resistirse tanto a ello que

inconscientemente apretó con fuerza sus puños para no lanzarse sobre su

esposa en un arranque de posesividad y causarle daño.

Era consciente de que su brusquedad y sus ansias habían causado temor a sus

anteriores esposas que trataban de rehuir de él y, finalmente se había retirado

de sus aposentos en cuanto éstas se habían quedado embarazadas. No

cometería el mismo error con lady Susan, no deseaba que rehuyera de él de la

misma forma, por lo que se limitaría a consumar el matrimonio sin ningún

tipo de preámbulos, tal y como lo había hecho la noche anterior en su noche

de bodas.

—Quítate la bata y tumbarte sobre la cama —dijo el duque después de

observarla detenidamente

Susan asintió, pero por mucho que aparentemente pareciera estar tranquila,

por dentro su pulso se había acelerado y una infinita tensión la sobrecogía.

No lo deseaba y a pesar de ello, la voz no podía salir de su garganta para

negarse. Ella era su esposa, ¿Podría siquiera negarse a tener relaciones

maritales? Lo dudaba, su deber para con él era darle ese heredero que tanto

deseaba y probablemente debería soportar esa tortura de nuevo. Con los

nervios a flor de piel se deshizo de la bata y se tumbó sobre aquella cama tal

y como él le había pedido que hiciera, cerrando los ojos y tratando de respirar

profundamente para concienciarse sobre lo que estaba por venir, agarrándose

fuertemente a las sábanas para soportar de nuevo aquel dolor. Notó el peso

sobre el mullido colchón de su esposo que indicaba que había acudido a su

encuentro, entonces abrió los ojos y vio como se acercaba a ella, sus manos

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