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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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—Señorita Brandon, déjeme decirle que luce espléndidamente hermosa esta

noche —terció el caballero que se encontraba al lado de la joven.

—Gracias señor Arched —respondió Susan—. ¿Qué tal se encuentra su

hermana?

—¡Oh muy bien! Gracias por interesarse —contestó inmediatamente—. Solo

es cuestión de días que vuelva a retomar la temporada.

—Me alegro entonces de que su salud no se haya visto tan perjudicada —

atenuó Susan mientras se llevaba una cucharada de caldo a la boca.

En aquel momento alzó la vista y se encontró con unos ojos verdes

contemplándola, el temblor en sus dedos hizo tener que dejar la cuchara sobre

el plato y coger la servilleta de tela para limpiar las comisuras de sus labios

en un gesto de impaciencia para calmar sus nervios.

¿Por qué la miraba de aquella forma intensa?, ¿Qué estaba ocurriendo?

—Le hubiera complacido enormemente poder asistir a la velada, pero el

médico insistió que necesitaba unos días más de reposo absoluto.

—Si —afirmó Susan contrariada—. Ya se sabe que los resfriados en esta

época son muy traicioneros.

—¿Me concederá el primer baile si aún no está comprometida? —preguntó el

joven Arched provocando que Susan dejara sobre su regazo de nuevo aquella

servilleta y mareara algo nerviosa el plato.

—Me temo que me adelanté a su petición, señor Arched —confirmó aquella

profunda voz haciendo que Susan alzara la vista para visualizar aquellos ojos

tan nítidamente verdes como un prado soleado.

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