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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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—Si, estoy bien lord Sylverston. Solo estaba pensando en varios asuntos

urgentes que debo tratar en cuánto termine esta reunión —contestó Aaron

tratando de evitar a toda costa manifestar que su distracción era debida a

cierta mujer que eclipsaba literalmente todos sus pensamientos.

—Le entiendo. Lo cierto es que debido a esta convocatoria de la cámara me

he visto obligado a aplazar un viaje en el que tenía previsto partir esta misma

tarde —confesó Henry.

—Disculpa mi atrevimiento, pero de todos es sabido que posee varias

fábricas e inversiones en negocios fructíferos por toda la ciudad e incluso

fuera de Londres. ¿Cómo logra tener tanto tiempo para evadirse de sus

responsabilidades?

Aaron observó como lord Sylverston sonreía con la mirada algo perdida y

supo que iba a revelar su secreto del éxito, la razón por la que no era un

esclavo de oficina como él mismo era si quería que todo saliera a la

perfección.

—Confío en las personas adecuadas y delego la responsabilidad en ellos bajo

mi estricta supervisión. Tengo a varios hombres de mi entera confianza, eso

sin mencionar que hace tiempo que solo invierto en negocios que tengan

posibilidad de dar grandes beneficios, pero no dirijo ninguno de ellos —

confesó lord Sylverston como si no fuera ningún secreto la gestión de su

patrimonio.

¿Personas de confianza? Pensó Aaron. Si era sincero consigo mismo no

confiaba en nadie, en absolutamente nadie a quien dejar su patrimonio y creer

que estaría en buenas manos, pero era una idea brillante que meditar y valorar

detenidamente.

Conforme fueron pasando los días, Susan se estableció en una rutina sin

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