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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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qué piensas algo así? —preguntó completamente consternado y supuso que

su comportamiento de las últimas semanas quizá no habría ayudado.

—Yo… bueno… mi deber es darte un heredero y lo he perdido.

—Lo que ahora me preocupa realmente es que tú estés bien. Eres mi esposa y

como ya te advertí más de una vez, yo cuido de lo que me pertenece —

decretó antes de hundir sus brazos en la bañera no importándole empapar su

camisa y alzándola en brazos completamente empapada para que no tuviera

que hacer ningún esfuerzo.

Susan se apoyó sobre el cuerpo de su esposo a pesar de saber que le estaba

mojando todas las prendas de vestir y cuando éste la dejó sobre el suelo se

apoyó ligeramente dejándose caer sobre el cuerpo de Aaron para

estabilizarse. Con sumo cuidado la envolvió en un paño limpio y volvió a

alzarla llevándola junto a la chimenea para que se secara, depositándola sobre

un suave y mullido sillón en el que Susan se encogió al abandonar la tibieza

de sus brazos.

—¿Has tenido mucho trabajo en las ultimas semanas? —preguntó Susan

tratando de entablar conversación, de algún modo deseaba retenerle, no

quería que se marchara pronto.

—Si —afirmó añadiendo leña al fuego para que éste se volviera más intenso

—. Bastante más del habitual —mintió descabelladamente, pero no afirmar

aquello suponía confirmar que huía de ella y sobre todo de su cuerpo.

—Espero que todo vaya bien —dijo ahora Susan sintiéndose culpable porque

probablemente su esposo debía estar agobiado con los negocios y ella había

pensado que la estaba evitando, cuando con toda seguridad tenía suficientes

preocupaciones como para ser ella misma otra de ellas.

—Todo va bien. Solo son algunos cambios que planeo hacer a largo plazo y

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