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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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igualmente de su lado. ¿Qué haría entonces? No podía soportar la idea de su

rechazo, de su desprecio, de que no volviera jamás a tocarla y ese pesar

comenzaba a ahondar con mayor fuerza en su pecho sintiendo una presión y

desasosiego constante.

Un dolor punzante la despertó. Ni siquiera era consciente de que se había

quedado dormida, pero cuando volvió a sentir de nuevo aquel calambre

recorrer su cuerpo por completo gritó al mismo tiempo que se encogió de

dolor.

—¡Susan! —La voz era profunda, fuerte, ronca y profundamente masculina.

Era Aaron. A pesar de la oscuridad que había podía percibir que era él e

incluso sintió el peso de su cuerpo a su lado y de nuevo Susan sintió ese dolor

que volvía a recorrerla por completo siendo imposible no proferir un aullido

de estupor por ello.

—¿Qué te ocurre?, ¿Qué sucede? —exclamó Aaron preocupado e instantes

después la luz de un candil se acercó hasta ella.

Cuando Susan trató de incorporarse notó la calidez de un liquido que

embriagaba su entrepierna y lo supo…algo no iba bien y ese dolor no era sino

fruto de que estaba perdiendo a su hijo.

—Dios mío… —gimió Aaron descubriendo la sangre que empapaba toda la

cama—. Vuelvo enseguida, traeré a un médico y te pondrás bien. Por favor…

quédate conmigo Susan… no te vayas… te prometo que volveré enseguida,

pero no me dejes —susurró antes de salir corriendo y comenzar a gritar a

diestro y siniestro por toda la casa.

Una hora más tarde el doctor Robbins entraba por la puerta de la mansión

Buccleuch con premura y subía las escaleras acompañado del mayordomo

hasta llegar a la habitación de la duquesa que hacía escasos minutos había

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