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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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algunos encargos antes de volver a casa.

—Aún te espero para darte esas clases de baile aunque ya no las necesites…

—contestó Julia levantándose para despedir a su amiga.

—Lo estoy deseando, aunque tendrán que esperar un tiempo hasta que

consiga adaptarme a mi nueva vida de madre —sonrió Susan colocándose de

nuevo su sombrero y despidiéndose de su íntima amiga.

Tras el paso por Lynet´s sin que Emily estuviera presente por desgracia,

puesto que le habría encantado saludarla, recogió el encargo que tenía

preparado meticulosamente y regresó a casa. En cuanto entró por la puerta

detectó dos bolitas de pelo blancas que correteaban por la entrada e

inmediatamente después Madeleine y Diane corrían tras ellas.

—¿No se supone que deberíais estar con vuestra institutriz? —exclamó Susan

con cierta sonrisa en los labios.

—Mi lady, las pequeñas tenían hoy clase de canto, pero Madame Burerly no

ha podido venir por sentirse indispuesta —contestó una de las doncellas,

puesto que Gladys la había acompañado en su salida.

—Tal vez lady Susan lo sabría si no se ausentara tanto de sus obligaciones —

contestó en ese entonces la señora Edna que acababa de presenciarse en la

entrada.

Susan se mordió la lengua para no decir algo de lo que más tarde se

arrepintiera y pensó en contestar con la verdad, pero lo cierto es que no tenía

porqué darle explicaciones a esa señora, ella solo respondía ante su esposo,

no ante aquella mujer.

—Mis obligaciones no son de su incumbencia, señora Edna, ¿Tal vez deba

recordarle quien es la señora en esta casa? —exclamó Susan apaciblemente

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