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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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—No importa —mencionó Susan sonriente acercándose a las pequeñas—.

Tenía tantas ganas de conocerlas —añadió con una espléndida sonrisa

inclinándose para estar a la misma altura—. ¡Que hermosas sois!, ¿Cuáles

son vuestros nombres?

La timidez de las pequeñas se hizo presente y solo contestó la mayor de ellas

—. Yo soy lady Madeleine y ella es mi hermana pequeña lady Diane.

—¡Que nombres tan bonitos! Yo soy la señorit... quiero decir lady Susan —

rectificó sabiendo que ahora ostentaba el titulo de lady al casarse con el

duque.

—¿Donde está la señora Edna? —preguntó contundente el duque.

—Tenía fuertes dolores de cabeza mi lord. Se acostó muy temprano —

admitió la doncella algo inquieta.

—Está bien. Llevaos a las pequeñas a su habitación inmediatamente, mi

esposa y yo necesitamos descansar. Ha sido un día demasiado largo.

La doncella asintió acogiendo a las pequeñas y apremiándolas a subir por las

escaleras a pesar de que no cesaban de volver la vista atrás para seguir

contemplando a su nueva madrastra.

—Son unas jovencitas muy hermosas —admitió Susan algo menos

preocupada respecto a las niñas. Estaba absolutamente convencida de que se

llevaría muy bien con ellas y el pequeño temor que había tenido inicialmente,

comenzaba a desaparecer rápidamente.

—Les falta disciplina —contestó el duque justo antes de inclinarse sobre su

joven esposa y cogerla en brazos.

Aquel gesto sorprendió a Susan al principio, pero momentáneamente

entendió que solo se trataba de una tradición ancestral, una que jamás había

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