16.05.2023 Views

El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

el la miraba fijamente con ese rostro indudablemente serio y aquel semblante

de rudeza que tanto le caracterizaba—. ¿Puedo ayudaros a desvestiros? —

añadió finalmente tratando de mantener su mirada fija en la del duque.

Aaron observó a aquella mujer que era su esposa y la petición que acababa de

hacerle le cogió completamente desprevenido. Jamás ninguna de sus esposas

le había propuesto semejante hazaña, menos aún habían deseado mantener el

contacto con él a menos que fuera indispensable puesto que así se hacía

respetar una dama y en cambio aquella joven de cabellos rojos como el fuego

se ofrecía de buena voluntad. No sabía si aquella reacción solo era fruto de su

petición minutos antes donde le había referido que le demostrara que no le

tenía miedo para dejarla ir de excursión al campo con sus hijas, lo cierto es

que no tenía ni la menor idea de porqué le había mencionado aquello, tal vez

solo era ese deseo imperioso de que la joven lady Susan no tuviera temor de

él, no deseaba infundir miedo alguno en ella y lo cierto es que no tenía ni la

menor idea del porqué no lo deseaba cuando hasta ahora apenas le había

importado. Todo había cambiado la noche anterior, todas y cada una de sus

percepciones estaban comenzando a desmoronarse como un castillo de arena

y solo le apetecía descubrir la clase de esposa que tenía al lado, tal vez solo

era curiosidad lo que tanto anhelaba de ella.

—Si es lo que os place, podéis hacerlo —contestó recorriendo el cuerpo de su

esposa con la mirada. Estaba envuelto en una fina bata blanca de lo que podía

apreciar sin duda que debía ser seda.

Unas incontenibles ganas de tocarla con sus manos, de recorrer aquellas

delicadas curvas con sus dedos le hicieron apretar los puños para contenerse

ante el deseo que ella le inspiraba. Le había pedido que le demostrara que no

tenía miedo de él, pero no deseaba hacer nada para darle razones de ello.

Todas y cada una de las veces que había yacido con su esposo, Susan no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!