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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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cuerpos por más inverosímil que pareciera.

—La cuestión es que no es lo que deseo hacer ahora —terció con voz ronca

mientras finalmente sus dedos apresaban uno de sus pechos abarcando toda

su mano.

Su afirmación contrajo a Susan dejándola completamente sorprendida y casi

extasiada. ¿No era lo que deseaba?, ¿Y desde cuando anteponía el duque el

deseo antes del deber? Quizá lo hiciera a partir de ahora.

—¿Y qué es lo que deseas hacer ahora? —preguntó dándose la vuelta para

tratar de ver su rostro, necesitaba verle a plena luz del día puesto que siempre

que habían estado juntos en una cama solo había podido estudiar su rostro

con la vaga luz que emitía el fuego al prenderse.

Cuando Susan observó aquel rostro claramente entumecido por el sueño,

aquellos ojos verdes que emitían una luz especial, como si resplandecieran

con fulgor y el roce de su incipiente barba otorgándole un aspecto desaliñado

al igual que su cabello se rindió ante tal muestra de cercanía. Jamás había

visto a su esposo tan notoriamente humano como lo estaba en aquel momento

y se estremeció deseando que sus ojos revelasen aquella imagen cada día al

despertar, solo que era consciente de que aquello solo podría quedar en una

vaga ilusión, nunca en una realidad.

—Perderme en tu cuerpo. —Fue toda la respuesta que Aaron pronunció antes

de acercarse lo suficiente a ella para besarla mientras la estrechaba contra su

cuerpo de forma inesperada.

Los golpes en la puerta interrumpieron en el momento menos preciso y

oportuno, de hecho, el duque grazno un profundo alarido de desconsuelo

cuando se produjo, pero con todo el control que pudo aunar se apartó del

cuerpo de su esposa y embutiéndose en el pantalón de cabalgar y su camisa

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