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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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fueron corriendo a jugar de nuevo con los renacuajos, ella comenzó a meter

de nuevo todo en la cesta.

—Tu cabello se ve aún más rojo cuando le incide esta luz, se ve mucho más

hermoso. —Escuchó Susan a su lado y se sonrojó debido a tal cumplido—, y

aún puedo percibir ese aroma a azahar con…

—Naranjo —susurró Susan despacio mientras notaba como él se aproximaba.

—Si, eso es —afirmó el duque rozando su nariz con la mejilla de ella de

forma delicada—, me embriaga…

—¡Padre!, ¡Un ciervo!, ¡He visto un ciervo! —gritó una de las pequeñas.

Aquella magia que parecía haberse creado entre ellos por un momento en el

que Susan casi abría afirmado que iba a besarla de un instante a otro, se

apagó de repente.

—Reúnete conmigo esta tarde en la biblioteca, quiero enseñarte algo —

afirmó antes de apartar la mirada.

Tras decir aquello Aaron se incorporó y calzándose de nuevo las botas, Susan

observó como se aproximaba hasta el lugar donde estaban sus hijas

preguntándose si no sería la primera vez que hacía algo similar con ellas

dedicándole ese tiempo del que estaba segura que disfrutarían.

La emoción le pudo y contrajo una sonrisa cómplice cuando él volvió la vista

hacia ella e hizo un amago de sonrisa. Probablemente era la primera vez que

le dedicaba aquel gesto, al menos que ella lo recordase y definitivamente

esperaba que no fuese el último. Pudo ver como se acercaban sigilosamente

hasta quedar lo suficientemente lejos sin asustar a una cría de ciervo y la que

seguramente era su madre que lo acompañaba. Le profirió infinita ternura

como por los gestos que hacía su esposo parecía indicarles que no debían

hacer ruido alguno, pero en el momento que se aproximaron demasiado y las

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