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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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deberíamos romper todo contacto con los Benedict.

—Querida, ¿Olvidas que él será duque? —contestó el señor Brandon

captando la atención de Susan que en aquel momento fue consciente de que

verdaderamente Julia sería algún día duquesa como ella.

—¡Oh cierto!, ¡Muy cierto! —exclamó la señora Brandon—. En ese caso

podrás retomar tu amistad con ella cuando pase el tiempo prudencial después

de la ceremonia, pero no toleraré tales comportamientos en las amistades de

mi propia hija.

—¿Y no ha pensado por un instante que bien pudo ser el señor Hayden quien

la abordara? —exclamó Susan enfadada.

—Una señorita como dios manda, jamás se quedaría a solas con un caballero.

¡Por supuesto que fue culpa de ella! —gritó enfurecida dejando la taza sobre

la mesa—. Siempre pensé que esa muchacha tenía un carácter rebelde... por

suerte tú...

—¡Basta! —gritó Susan acallando de pronto a su madre que la miraba atónita

—. Conozco a Julia desde la infancia y no voy a tolerar que denigre su

imagen sabiendo que en estos momentos estará preocupada por su prematuro

enlace. Pienso ir a visitarla inmediatamente.

—¡De ninguna manera jovencita! —exclamó airada la señora Brandon—.

Podrás gritar o maldecir cuanto quieras, pero no voy a permitir que tu

reputación se vea empañada relacionándote con la señorita Benedict como

mínimo hasta que esté debidamente casada. ¿Verdad señor Brandon? —

preguntó como apoyo hacia el padre de Susan.

—Por mucho que me pese negarlo, tu madre tiene razón. No es conveniente

que te vean en casa de los Benedict en estas circunstancias.

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