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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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hasta ahora. Ni tú con esos aires de inocencia conseguirás arrebatárselo. He

soportado cada uno de tus desplantes solo aguardando este final… pensé en

hacer que perdieras también ese hijo como te hice perder el anterior, hacer

que el duque se cansara de ti cuando no le dieras un hijo, pero sé que seguiría

intentándolo y solo con la muerte de otra esposa en un parto acabaré con su

empeño de tener ese heredero que desea. Tú serás la razón por la que desista

de buscarlo.

Susan cerró los ojos y las lágrimas escaparon de sus ojos. Así que todo

aquello era por eso. Quería que Madeleine fuera quien heredase el ducado si

esta tenía un hijo. Eso no haría que se conservara el apellido legítimo como

era el deseo de su esposo, pero concedería lo que esa mujer quería; el ducado

pasaría a alguien de su familia. No podía tener a su hijo en presencia de

aquella mujer, tenía la certeza de que no sería una niña, lo sabía con tanta

seguridad que casi podía afirmarlo con su propia vida. Si daba a luz a su hijo,

si finalmente lo tenía en su presencia estaba segura de que lo mataría.

—¡Vamos, empuja! —gritó la señora Edna cuando escuchó que Susan

mordía fuertemente la mordaza por el dolor que la atravesaba.

Susan apretó fuertemente los dientes y aguantó el dolor. Soportaría todo

cuanto pudiera, agotaría hasta el último segundo si era necesario, pero no

tendría a su hijo, no hasta saber que este estaría a salvo.

Había tenido esa sensación de opresión en su pecho todos esos meses, había

sabido que aquella mujer escondía algo en su mirada y dejándose influenciar

por los demás no había hecho caso a su instinto, a ese sexto sentido que le

advertía ofreciéndole todas las señales. Se juró a si misma que si salía de

aquella situación jamás volvería a dudar de ella y desde luego no volvería a

dejarse influenciar por ninguna otra opinión que no fuera la suya propia, pero

rogaba a Dios que llegase alguien y tirase aquella puerta abajo, porque no

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