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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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algo sorprendida.

—Completamente. Nadie salvo mi ayuda de cámara entra en mis aposentos.

—Comprendo —asintió Susan.

De todos modos ¿Para qué desearía ella entrar en la habitación del duque?

—Ahora desnúdate. Estoy cansado y quiero terminar ya con esto. —Sus

palabras sonaron tan directas y poco entusiastas que de hecho Susan lo sintió

como una orden, pero lentamente se llevó sus dedos a los minúsculos botones

que abrochaban su vestido.

—No puedo hacerlo sola —admitió tras intentarlo y entonces notó como él se

acercó a ella e instintivamente se giró para facilitarle el acceso.

A pesar del roce de sus dedos que la ponía completamente tensa, no sintió

que lord Buccleuch tratara de acariciarla o besarla en ningún momento, sino

que se limitó a desabotonar el vestido y posteriormente aflojar el corsé y

sacárselo por encima quedando únicamente con la camisola como única

prenda de vestir que impedía su desnudez.

—Espérame en el lecho —aseguró el duque con voz firme y tras quitarse las

medias y los zapatos Susan se subió a aquella cama comprobando que el

tejido de las sábanas era de la seda más fina que jamás había tocado.

Cerró los ojos dejándose arrastrar por esa agradable sensación y respiró

profundamente concentrándose para evitar ese resquemor que no dejaba de

perseguirla en todo momento. Al fin iba a conocer el supuesto placer carnal

que existía en el lecho, por fin podría tener una opinión propia al respecto,

¿Entonces porqué existía ese miedo del que era incapaz de desprenderse?

—No gritarás. —En cuanto escuchó su voz y sintió las manos de aquel

hombre ceñirse a su cintura abrió los ojos sorprendida y contemplo esa

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