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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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dejado de quejarse por aquellos fuertes dolores al perder la conciencia.

Aaron permanecía sentado a su lado mientras se llevaba las manos a la

cabeza suplicando porque apareciese pronto aquel maldito médico. La

doncella de Susan no dejaba de limpiar la sangre y colocar paños fríos en el

rostro y cuello de lady Susan tratando de así aliviar la calentura que tenía la

dama.

—¡Doctor!, ¡Gracias a Dios que ya está aquí! —exclamó Gladys que no sabía

que más hacer junto a su sobrina para ayudar a su señora—. Se ha desmayado

hace unos instantes y no hemos querido despertarla porque sigue sufriendo

esos terribles calambres.

Aaron observó como el doctor Robbins se acercaba hasta la cama y palpaba

el pulso de su esposa mientras él se quedaba allí observando minuciosamente,

sintiéndose completamente inútil ante su desesperación.

—¿Está bien?, ¿Vivirá? —gimió Aaron sin poder acallar su conciencia.

—Excelencia, ¿Le importaría esperar fuera mientras examino a su esposa? —

contestó el doctor Robbins con calma.

Aaron hizo un gesto afirmativo y salió de allí a pesar de no querer hacerlo, se

dirigió al salón principal porque necesitaba urgentemente tomarse una copa o

más bien varias de ellas para calmar esa ansiedad que le embriagaba.

Susan se pondría bien. No iba a perderla, ella era fuerte y decidida… estaba

seguro de que superaría aquello.

El medico examino cuidadosamente a lady Susan bajo la atenta mirada de las

dos doncellas que le asistían en todo lo que él pedía. Tras auscultarla

debidamente y palpar su vientre, afirmó lo evidente; había sufrido una

pérdida espontánea, algo bastante frecuente entre las damas de su condición,

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