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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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madera, con diferentes documentos encima y tras ella una silla igualmente

robusta en la que estaba sentado observándola atentamente su esposo.

—Esto es… es… —Susan no encontraba las palabras para describir aquello,

jamás había visto algo así en todos sus años de vida y desde luego por más

que hubiera soñado con tener una biblioteca de tales dimensiones, no habría

podido describirla de mejor forma.

—Mi padre mandó construirla para mi madre. Me limité a mantenerla para

conservar todos los libros, algunos de ellos son primeras impresiones o

ediciones únicas en el mundo.

—No puede ser real… —susurró Susan dirigiéndose hacia uno de los estantes

—. Dime que no es un sueño —jadeó aún absorta.

Aaron la observaba detenidamente, ninguna de sus anteriores esposas había

mostrado interés alguno por aquella biblioteca, es más, ni tan siquiera

hicieron mención alguna sobre ella, ¿Por qué parecía Susan tan interesada?,

¿Qué era lo que tenía aquel sitio de diferente ahora? No había modificado la

estancia solo por preservar el recuerdo de su madre en ella, era la única parte

de la casa que no había cambiado absolutamente en nada. Aquella era la mesa

en la que su padre trataba la correspondencia, la silla en la que se sentaba a

observar a su madre mientras leía en uno de los sillones frente a la ventana.

Por ilógico que pareciera era el único recuerdo que tenía de ellos, un recuerdo

que en ocasiones creía que solo eran vagas imaginaciones, pero tenía esa

imagen grabada en su mente como la única que evocaba su recuerdo antes de

que fallecieran repentinamente y de eso hacía ya tantos años que ni llevaba la

cuenta. Había tenido el deseo de repetir esa imagen, de que por alguna razón

sin fomentarlo sencillamente surgiera, pero ninguna de sus anteriores esposas

había mostrado deseo alguno por permanecer en ese lugar mientras él estaba,

es más, casi parecían detestar la idea de estar en aquella casa tan apartada de

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