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El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

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—Excelencia, permítame presentarle a mi querida hija, la señorita Brandon

—dijo el señor Brandon.

Susan observó como aquel hombre la contemplaba sin emitir emoción

alguna, simplemente la miró a los ojos un segundo para saludarla.

—Es un placer conocerla, señorita Brandon —dijo en un matiz sin emoción

que a Susan le pareció demasiado frío e insustancial.

—El placer es mío lord Buccleuch —contestó Susan sonriente tratando de ser

cordial, a pesar de que su sonrisa solo fue fingida ante el evidente desinterés

del duque hacia ella.

Al menos podría tatar de ser más amable, pensó Susan.

La cena transcurrió en silencio para Susan, puesto que el tema central de

conversación fue político entre el duque y su padre salvo por alguna

excepción en la que intervenía su madre. Ni tan siquiera sabía porqué hacía

acto de presencia si nadie podría notar su ausencia teniendo en cuenta que no

se le había pedido su opinión bajo ningún concepto.

Tenía la ligera sensación de que aquel hombre tan serio y taciturno era

infeliz, o al menos desdichado. Quizá las dos muertes de sus esposas tenían

algo que ver en ello, pero no recordaba quién le había comentado que el

duque de Buccleuch siempre había sido bastante frío y calculador, por esa

razón era un hombre acaudalado, sabía manejar muy bien sus negocios y no

le temblaba el pulso dar órdenes. Tras finalizar el postre, tanto el duque como

su padre se retiraron al salón para fumar uno de los puros que su padre le

había ofrecido a su excelencia provenientes de América y que aceptó

gustosamente.

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