16.05.2023 Views

El-sexto-sentido-Ordinales-4-Phavy-Prieto

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Nunca te culparía si fuera una niña… jamás culparía a mi esposa por ello.

Cierto pesar que oprimía el pecho de Susan se esfumó y quedó un alivio que

le daba esperanza. Al menos no era de esos hombres que culpaban a la mujer

si el bebé era una niña, pero se enorgullecían cuando era un niño. Lo cierto es

que conforme iba conociendo a su esposo cada día, comprobaba que no era

para nada lo que había imaginado, es más, se estaba dando cuenta de lo gentil

que llegaba a ser el duque de Buccleuch bajo aquella fría capa en la que solía

enmascararse casi todo el tiempo.

—Quizá deberíamos echar otra jarra de agua caliente antes de que se enfríe

demasiado —mencionó Susan acercándose hasta la jarra de barro que había

dejado la doncella y vertiéndola sobre la bañera.

Tras repartir jabón en uno de los paños limpios, Susan comenzó a

enjabonarse los brazos, el pecho, la nuca… hasta que Aaron le quitó el paño

y siguió enjabonando su espalda…

—¿Alguna vez habíais enjabonado a alguien? —preguntó Susan sonriente

ante la lentitud de sus movimientos.

—Jamás, ¿Tan mal lo hago para haberme delatado? —contestó con énfasis.

—Demasiado —respondió Susan riéndose.

Almorzaron junto a las niñas y pasaron el resto de la tarde en casa junto a

ellas debido a que el tiempo no mejoró. Finalmente, Aaron decidió que cada

una de las pequeñas adoptara a uno de los cachorros para mantenerlas

entretenidas en casa y después de cenar a solas, Susan continuó leyendo un

libro junto a la chimenea mientras su esposo parecía redactar algunas cartas

en el pequeño escritorio que había detrás de ella.

En algún momento debió quedarse dormida, puesto que cuando abrió los ojos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!