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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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la mente analítica debido al dolor físico, drogas u otros medios, y el banco reactivo<br />

está abierto a la recepción de un registro. Cuando ese registro tiene contenido verbal,<br />

se vuelve muy gravemente aberrativo. Cuando contiene antagonismo en un nivel<br />

emocional se vuelve muy destructivo. Cuando su contenido es intensamente<br />

prosupervivencia, con toda seguridad es capaz de trastornar completamente una vida.<br />

El engrama, entre otras cosas, determina el destino. El engrama dice que un<br />

hombre tiene que fallar para sobrevivir, y así, él inventa numerosas maneras de fallar.<br />

El engrama ordena que solamente pueda experimentar placer entre los miembros de<br />

otra raza, y se va a buscarlos, abandonando a la suya. Ordena que debe matar para<br />

vivir, y mata. Y, mucho más sutilmente, el engrama se abre paso de incidente en<br />

incidente para causar la catástrofe que dicta.<br />

Se localizó un caso reciente que había planeado hacer todo lo posible para<br />

romperse un brazo, porque con un brazo roto, recibiría la compasión sin la cual el<br />

engrama decía que no podía vivir. El plan abarcaba tres años y medio centenar de<br />

incidentes aparentemente inocentes, los cuales, al ser relacionados, mostraron la<br />

historia.<br />

La persona propensa a los accidentes es un caso en el que la mente re<strong>activa</strong><br />

ordena accidentes. Es una seria amenaza en cualquier sociedad porque sus accidentes<br />

son re<strong>activa</strong>mente deliberados e incluyen la destrucción de otras personas que son<br />

inocentes.<br />

Los conductores que tienen varios accidentes en sus antecedentes, generalmente<br />

son propensos a éstos. Tienen engramas que les ordenan tener accidentes. Cuando<br />

hayas llevado un caso, uno sólo, verás la concienzuda y maliciosa disposición que<br />

esta cosa imbécil, la mente re<strong>activa</strong>, puede tener respecto a estos asuntos. Los<br />

conductores que se han hecho claros podrían tener accidentes sólo por dos causas: (a)<br />

fallo mecánico y, la más importante, (b) debido a personas propensas a accidentes. El<br />

terrible e impresionante tributo de muertes que se cobra nuestro transporte automotriz<br />

es atribuible, casi por entero, a la conducción de la mente re<strong>activa</strong> en vez de a la<br />

conducción por respuestas aprendidas. La apatía de esta sociedad se mide por el<br />

hecho de que no actúa seriamente para prevenir todos los accidentes automotrices; un<br />

solo parabrisas roto es excesivo. Ahora que hay una respuesta a mano, pueden<br />

tomarse medidas.<br />

El aberrado complica de mil maneras las vidas de los demás. La <strong>Dianética</strong><br />

preventiva permite seleccionar al aberrado que es propenso a accidentes y excluirle de<br />

actividades que amenazarán a otros. Este es un aspecto general de la <strong>Dianética</strong><br />

preventiva. El hecho de que los aterrados aislados de este modo puedan ser aclarados<br />

es otro tipo de problema.<br />

El otro aspecto general de la <strong>Dianética</strong> preventiva, y el más importante, es la<br />

prevención de engramas y la modificación del contenido, tanto a escala social como<br />

individual. A escala social, se eliminarían las causas de la aberración en esa sociedad<br />

como si se estuvieran eliminando los engramas del individuo. Igualmente, puede<br />

evitarse que se den las causas sociales en primer lugar.<br />

En el individuo, la prevención de los engramas es un asunto muy fácil. Una vez<br />

que se conoce la fuente de la aberración y de la enfermedad, se puede impedir que esa<br />

fuente se introduzca en una vida. Si se sabe que la fuente ya se ha introducido, se<br />

puede prevenir el siguiente paso, la <strong>activa</strong>ción. Por supuesto, la respuesta final a todo<br />

esto es la terapia que lleva al aclaramiento, pero hay un aspecto de la fuente que<br />

queda sin respuesta.<br />

Al niño no se le puede aclarar sin peligro hasta que tenga al menos cinco años

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