Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
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este experimento, más que nigún otro experimento hipnótico, puede enfermar<br />
seriamente a un paciente con antecedentes cardíacos. No se debe llevar a cabo<br />
ninguna de estas pruebas hipnóticas hasta haber terminado la lectura de este libro y<br />
saber bien cómo eliminar las sugestiones, porque la hipnosis, del modo en que se<br />
practica, es un asunto fulminante, y el hipnotizador que no está familiarizado con la<br />
<strong>Dianética</strong> no tiene más idea de cómo librar al individuo de una sugestión que él ha<br />
creado, que lo que pueda saber sobre cómo pelar un átomo. El hipnotizador ha creído<br />
que tenía la respuesta, pero la <strong>Dianética</strong> ha tratado muchísimos casos que<br />
anteriormente fueron hipnotizados, encontrándolos totalmente "embrollados", como<br />
dicen los ingenieros interesados en la <strong>Dianética</strong>. Esto no es una crítica de la hipnosis<br />
ni de los hipnotizadores, a menudo personas muy capaces, sino que es un comentario<br />
respecto a que hay más cosas por saber en ese campo.<br />
Con tan sólo la sugestión imperativa, se puede aumentar o reducir la velocidad<br />
del ritmo cardíaco o se puede excitar el corazón de alguna otra manera. Aquí hay<br />
palabras que, dirigidas a los más profundos niveles de la mente, causan acción física.<br />
Además, por mera sugestión, puede inhibirse el flujo de sangre en algún área del<br />
cuerpo (se advierte que este experimento en particular sobrecarga al corazón). Por<br />
ejemplo, se puede impedir que la sangre llegue a una mano, de manera que si cortaras<br />
una vena de esa mano sangraría muy poco, si es que sangraba. Un buen truco de un<br />
santón hindú que sorprendió mucho al autor cuando estuvo en la India, fue la<br />
inhibición del flujo sanguíneo que el individuo despierto provocaba en sí mismo. A<br />
una orden, una herida sangraba o dejaba de sangrar. Parecía fantástico y se consiguió<br />
muy buena publicidad en la prensa en el sentido de que allí había un santón que se<br />
había asociado de tal manera con el nirvana que controlaba todas las cuestiones<br />
materiales. La admiración se desvaneció cuando el autor averiguó que, mediante<br />
hipnosis, podía obligar a su propio cuerpo a hacer lo mismo, sin que el nirvana tuviera<br />
nada que ver. El mecanismo se desvanece rápidamente, y en unos pocos días tiene<br />
que ser renovado: el cuerpo tiene su propio funcionamiento óptimo, y, aunque tal<br />
función puede ser manejada "analíticamente", el mantener el flujo de la sangre en la<br />
mano no es una tarea analítica de nivel superior. El asunto es que se puede<br />
interrumpir el flujo de la sangre mediante sugestión verbal. Las palabras establecen<br />
conexión con el ser físico.<br />
Cómo puede producirse esto, se puede mostrar mediante una explicación<br />
analógica -como un diagrama esquemático-, pero en esta etapa de la ciencia de la<br />
mente no nos interesa tanto la estructura como la función; porque, con sólo conocer la<br />
función, podemos curar aberraciones y enfermedades psicosomáticas en cada ocasión,<br />
predecir nuevas enfermedades y condiciones y, en general, "hacer milagros", como se<br />
llamaba a tales acciones antes de que el hombre supiera algo sobre la mente.<br />
Las excreciones están entre las cosas que son más fáciles de regular mediante la<br />
sugestión. El estreñimiento puede ser causado o curado mediante sugestión<br />
imperativa, con una velocidad y facilidad notables. La orina también puede ser<br />
controlada de este modo. Y lo mismo sucede con el sistema endocrino.<br />
Es más difícil hacer pruebas sobre algunas de las funciones endocrinas menos<br />
comprendidas. La investigación glandular no ha progresado mucho hasta la fecha.<br />
Pero, al eliminar los engramas y observar el reequilibrio del sistema endocrino, ha<br />
resultado obvio que el sistema endocrino es una parte del mecanismo de control con<br />
el cual la mente maneja al cuerpo. Es fácil influir en las glándulas. Estos fluidos y<br />
secreciones -testosterona, estrógeno, adrenalina, tiroides, paratirina, pituitrina, etc.-<br />
son las sustancias que la mente emplea como un medio para controlar al cuerpo.<br />
Forman circuitos de transmisión, por así decirlo. Cada una tiene su propia acción