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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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aberrando la persistencia en su aplicación o enquistando la mente entera. Pero la<br />

imaginación creativa, esa posesión gracias a la cual se hacen obras de arte, se<br />

construyen estados y se enriquece el hombre, se puede contemplar como una función<br />

especial, de funcionamiento independiente y cuya existencia no depende en modo<br />

alguno de una condición aberrada en el individuo, ya que el examen de su actividad y<br />

su uso en un claro que la posee en grado suficiente demuestra su carácter inherente.<br />

Rara vez está ausente en cualquier persona.<br />

Finalmente, está la última pero más importante actividad de la mente. Se debe<br />

considerar al hombre como un ser sensible. Su sensibilidad depende de su habilidad<br />

para resolver problemas mediante la percepción o la creación y la comprensión de las<br />

situaciones. Esta racionalidad es la función primaria y superior de esa parte de la<br />

mente que hace de él un hombre, no simplemente otro animal. Recordando,<br />

percibiendo, imaginando, él tiene la notable habilidad de llegar a conclusiones y usar<br />

éstas para llegar a otras conclusiones. Este es el hombre racional.<br />

La racionalidad, como algo separado de la aberración, sólo se puede estudiar en<br />

una persona aclarada. Las aberraciones del aberrado le dan la apariencia de<br />

irracionalidad. Aunque a tal irracionalidad se le pueden dar nombres más suaves<br />

como "excentricidad" o "error humano" o incluso "idiosincrasia personal", es no<br />

obstante irracionalidad. La personalidad no depende de cuán irracionalmente pueda<br />

actuar un hombre. No es un rasgo de la personalidad, por ejemplo, conducir ebrio y<br />

matar a un niño en un cruce, o incluso exponerse a matar a un niño mientras se<br />

conduce ebrio. La irracionalidad es simplemente eso: la incapacidad de obtener<br />

respuestas correctas a partir de los datos.<br />

Ahora bien, es curioso que aunque "todo el mundo sabe" (y qué cantidad tan<br />

enorme de información equivocada deja circular esa declaración) que "errar es de<br />

humanos", la parte sensitiva de la mente que computa las respuestas a los problemas y<br />

que hace del hombre un hombre, es absolutamente incapaz de errar.<br />

Este fue un descubrimiento sorprendente cuando se hizo, pero no necesitaba<br />

serlo. Podía haberse deducido algún tiempo antes, ya que es bastante sencillo y fácil<br />

de comprender. La verdadera habilidad de computar del hombre nunca se equivoca, ni<br />

siquiera en una persona gravemente aberrada. Observando la actividad de tal persona<br />

aberrada, uno podría suponer irreflexivamente que las computaciones de esa persona<br />

estaban equivocadas. Pero eso sería un error del observador. Cualquier persona,<br />

aberrada o clara, computa perfectamente según los datos almacenados y percibidos.<br />

Coge cualquier máquina calculadora corriente (y la mente es un instrumento<br />

excepcionalmente magnífico, muy, muy superior a cualquier máquina que ella invente<br />

en épocas venideras) y plantéale un problema para que lo resuelva. Multiplica siete<br />

veces uno. Responderá, correctamente, siete. Ahora multiplica seis veces uno, pero<br />

continúa pulsando el siete. Seis veces uno es seis, pero la respuesta que obtendrás es<br />

cuarenta y dos. Continúa pulsando el siete y plantea otros problemas a la máquina.<br />

Están mal, no como problemas, sino como respuestas. Ahora fija el siete de manera<br />

que permanezca pulsado sin importar qué teclas se pulsen, e intenta regalar la<br />

máquina por ahí. Nadie la querrá porque, obviamente, la máquina está loca. Dice que<br />

diez por diez son setecientos. Pero, ¿está la porción calculadora de la máquina<br />

realmente mal, o simplemente se la está alimentando con datos falsos?<br />

De la misma manera, la mente humana, que está llamada a resolver problemas<br />

de tal magnitud y con tantas variables como para confundir a cualquier mera máquina<br />

calculadora mil veces por hora, es víctima de datos incorrectos. Entran datos<br />

incorrectos en la máquina. La máquina da respuestas equivocadas. Entran datos<br />

incorrectos en los bancos de memoria humanos, la persona reacciona de una "manera

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