Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
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inteligencia y lo hará lo mejor posible. Jamás se ve a un individuo obligado que haga<br />
bien su trabajo, como jamás se ve tampoco a una sociedad obligada que gane contra<br />
una sociedad que es libre y próspera en la misma medida.<br />
Una familia que funciona según la idea del jefe supremo, en la que hay alguien<br />
que debe ser obedecido sin réplica, jamás es una familia feliz. Su prosperidad puede<br />
estar presente en algunos aspectos materiales, pero su supervivencia aparente como<br />
unidad es superficial.<br />
Los grupos obligados son invariablemente menos eficientes que los grupos<br />
libres que trabajan para el bien común. Pero cualquier grupo que contiene miembros<br />
aberrados es propenso a aberrarse completamente como grupo por contagio. El<br />
esfuerzo por refrenar a los miembros aberrados de un grupo, inevitablemente refrena<br />
al grupo como un todo y conduce a más y más limitación.<br />
El aclarar a un miembro de una familia de aberrados rara vez es suficiente para<br />
resolver los problemas de esa familia. Si el esposo estaba aberrado, habrá aberrado o<br />
reestimulado a su esposa y a sus hijos de una u otra forma, aun cuando no utilizara la<br />
violencia física en ellos. Los padres inculcan sus aberraciones mutuas en los hijos, y<br />
éstos, siendo unidades potencialmente autodeterminadas, se rebelan incitando las<br />
aberraciones de los padres. La felicidad de la familia se ve minada gravemente en la<br />
medida en que muchas de estas aberraciones se han hecho mutuas por contagio y se<br />
han mantenido en común en toda la familia.<br />
El castigo corporal de los niños es simplemente otra faceta del problema del<br />
grupo obligado. Si alguien desea discutir sobre la necesidad de castigar a los niños,<br />
haz que examine la fuente del mal comportamiento de los niños.<br />
Puede que los engramas del niño que está aberrado no se hayan <strong>activa</strong>do<br />
totalmente. Quizá tenga que esperar a estar casado y tener niños o una esposa<br />
embarazada para tener suficientes reestimuladores que le hagan convertirse, de<br />
repente, en una de esas cosas que llaman "adulto maduro", ciego a la belleza del<br />
mundo y cargado con todas las penalidades de éste. No obstante, la criatura está<br />
aberrada y tiene muchas dramatizaciones. El niño está en una situación muy<br />
desafortunada ya que sus dos reestimuladores más poderosos, su padre y su madre,<br />
están con él. Estos dan por hecho el derecho a castigarle físicamente. Y para él, ellos<br />
son gigantes. El es un pigmeo. Y tiene que depender de ellos para el alimento, la ropa<br />
y el alojamiento. Se puede hablar de forma grandilocuente sobre las "ilusiones de la<br />
niñez" hasta que se conozca el trasfondo engrámico de la mayoría de ellas.<br />
El niño está en el cruel extremo receptor de todas las dramatizaciones de sus<br />
padres. Un niño claro es la cosa más notable de observar: ¡es humano! Con sólo la<br />
afinidad puede salir de un apuro. El niño echado a perder es aquél al que se le han<br />
obstaculizado continuamente sus decisiones y al que se le ha robado su<br />
independencia. El afecto puede echar a perder a un niño igual que se puede apagar el<br />
sol con un cubo de gasolina.<br />
El principio y el fin de la "psicología infantil" es el hecho de que el niño es un<br />
ser humano que tiene derecho a su dignidad y autodeterminismo. El hijo de padres<br />
aberrados es un problema debido al contagio de la aberración y porque se le niega<br />
todo derecho a dramatizar o a replicar. Lo extraordinario no es que los niños sean un<br />
problema, sino que sean cuerdos en cualquier acción porque, por contagio, castigo y<br />
negación de su autodeterminismo, a los niños de hoy en día se les ha negado todo lo<br />
que se requiere para llevar una vida racional. Y ellos son la familia y la raza futuras.<br />
Sin embargo, esto no es una disertación sobre niños ni sobre política, sino un capítulo<br />
sobre el contagio de la aberración. La <strong>Dianética</strong> se encarga del pensamiento humano,<br />
y el pensamiento humano es un terreno amplio. Contemplar las potencialidades