Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
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Al tratar a un "paciente", éste podría haber sido escéptico, sarcástico o incluso<br />
maligno con el auditor. O se podría pensar que al paciente no le interesa su banco<br />
engrámico. O el paciente puede, incluso, decir que odia la terapia. Por algunas de<br />
estas razones, el auditor puede decidir, insensatamente, dejar de tratar al paciente. Se<br />
informa al paciente de esto. Tal vez durante un cierto tiempo, el paciente puede no<br />
manifestar reacción, pero en unos pocos minutos, unas pocas horas o unos pocos días,<br />
la personalidad básica, habiéndosele negado la ruta de salida, puede comenzar a usar<br />
todas las armas que tenga a mano para obligar al auditor a reanudar la terapia.<br />
Molesto por el cese de la terapia, aun cuando él pueda haber insistido en que se<br />
detuviera, el ex paciente puede comenzar a declinar rápidamente o a atacar, delante de<br />
él o a sus espaldas, al auditor e incluso a la terapia. Las mujeres desdeñadas rara vez<br />
han causado tantos trastornos como los ex pacientes a los que se les ha negado<br />
continuar con la terapia. Los auditores han sido insultados personalmente, sus otros<br />
pacientes han sido buscados y debilitados por ataques violentos a la terapia en sí, han<br />
sido objeto de todo tipo de acusaciones y campañas de murmuraciones, y han sido<br />
incomodados al máximo por preclaros a los que se les había negado más terapia antes<br />
de que hubiera tenido lugar una liberación. Incluso a liberados firmes, legítimos,<br />
cuyas enfermedades psicosomáticas habían desaparecido, y que debían estar bastante<br />
alegres, se les ha observado crear turbulencia cuando el auditor no los llevaba hasta<br />
claro. El ex paciente puede usar cualquier cantidad de mecanismos, tantos como usa<br />
el hombre para obligar a otros hombres a actuar. Uno de los mecanismos es la<br />
reanudación de la apatía y un "rápido declive". Otro es una violenta campaña contra<br />
la terapia. Otra es el ataque personal al auditor. Cada uno de ellos tiene, como<br />
intención demostrable, la reanudación de la terapia.<br />
La mente sabe cómo funciona la mente. Y se puede esperar que la mente que ha<br />
probado un camino de salida del dolor y la infelicidad, si ese camino está bloqueado,<br />
use todos los métodos para hacer que se reanude la terapia.<br />
No importa lo absolutamente antipático que haya sido el ex paciente, en el<br />
momento en que el auditor vuelve a comenzar la terapia con él la actitud cambia. Ya<br />
no se hacen más esfuerzos destructivos contra el auditor o la terapia, sino que todo<br />
está casi igual de bien que estaba antes de que se declarara la interrupción.<br />
Sin embargo, no supongas que el preclaro, si ha sido antes negligente,<br />
recalcitrante o no cooperativo. en general, abrazará ahora la terapia como un pacinte<br />
sometido. Lejos de eso, él es ahora por lo menos tan difícil de tratar como lo era<br />
antes, más cierto antagonismo adicional engendrado por la orden de interrupción.<br />
En un caso así, el auditor es maldecido si lo hace y doblemente maldecido si no<br />
lo hace. Pero hay un camino de salida de esto. El fenómeno de la “transferencia", en<br />
el que el paciente simplemente transfiere sus penas al practicante, no es el mecanismo<br />
que está en funcionamiento aquí; la transferencia es algo diferente, nacido de una sed<br />
de atención y de un sentimiento de necesidad de la gente. Puede esperarse que la<br />
transferencia se mantenga por siempre si se le permite; el paciente de un doctor, por<br />
ejemplo, puede continuar teniendo enfermedades simplemente para seguir teniendo al<br />
doctor cerca. La transferencia puede ocurrir en la terapia dianética, el paciente se<br />
puede apoyar firmemente en el auditor, puede suplicar consejo al auditor, puede<br />
parecer sacar engramas en un. esfuerzo por mantener al auditor trabajando duramente,<br />
disponible e interesado; todo esto es el resultado de una computación de compasión y<br />
es conducta aberrada. El auditor astuto no dará consejo ni intentará dirigir la vida de<br />
nadie, pues una persona funciona bien únicamente como organismo autodeterminado.<br />
En la terapia dianética, no importa cuál sea la actitud del paciente, no importa lo<br />
grandes que sean sus "deseos de estar enfermo" o su transferencia de preocupación, ni