Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
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tres o cuatro días este maníaco se habrá vuelto a hundir dejando un estado depresivo.<br />
Desconfía si alguien experimenta una de estas "recuperaciones" espectaculares, pues<br />
es tan permanente como el fuego de una cerilla encendida. Se apaga y deja cenizas<br />
muy frías. Lo mejor que puede hacer el auditor, al ver esta euforia, es entrar de nuevo<br />
en el caso y reducir más a conciencia el engrama que contiene u obtener un engrama<br />
más básico.<br />
El tiempo que lleva aclarar a una persona es bastante variable. Eliminando<br />
cargas de desesperación y trabajando unos pocos engramas tempranos, un auditor<br />
puede conseguir un mejor estado de ser en el paciente que en cualquier terapia pasada<br />
en veinte o treinta horas: esto es un liberado. Es comparable a dos o tres años de<br />
trabajo terapéutico antiguo. Lo que se tarda en obtener un claro no es comparable a<br />
ningún estándar pasado, porque un claro es algo que ningún estándar pasado jamás<br />
soñó.<br />
En un caso sónico, en el que el recuerdo está en una buena condición, se puede<br />
obtener un claro en cien horas. En un caso que tiene los recuerdos completamente<br />
cerrados, puede suceder cualquier cosa, hasta el extremo de mil horas. Análogamente,<br />
el caso imaginativo que tiene cosas que nunca sucedieron puede ser largo.<br />
Míralo de este modo: podemos obtener los resultados de dos o tres años de<br />
psicoanálisis en cuestión de dos horas en <strong>Dianética</strong>, y lo que nosotros logramos en<br />
<strong>Dianética</strong> no tiene que hacerse de nuevo, lo cual no es cierto para el psicoanálisis.<br />
Esto es el liberado. Puede dedicarse a sus asuntos de una forma más competente, una<br />
vez ampliamente liberadas sus cargas emocionales. En el claro, estamos intentando<br />
lograr, y podemos lograr, un estado de la mente supernormal. Se emplearon miles y<br />
miles y miles de horas en la educación de un hombre; el gasto de dos mil o incluso<br />
diez mil horas de trabajo para hacerle alcanzar un nivel por encima de lo que antes<br />
había sido posible para él es trabajo bien empleado. Pero no tenemos que emplear una<br />
cantidad de tiempo como ésta. Se han aclarado personas en algo así como treinta<br />
horas, cuando tenían sónico y poco volumen de caso, o quinientas horas cuando<br />
tenían recuerdo suspendido y recuerdo imaginario. Qué puede hacer un auditor con<br />
sus primeros casos en relación al tiempo es un interrogante. Al final conseguirá el<br />
claro, y con seguridad en menos de mil doscientas horas en un caso grave. Todo el<br />
tiempo que esté trabajando hacia la consecución del claro, está logrando una<br />
liberación mayor y mayor que, después de por lo menos cincuenta horas, se eleva<br />
muy por encima de la norma actual y se mantiene ascendiendo. La mejora es tal que<br />
de semana a semana el cambio es fisiológicamente observable y psicológicamente<br />
sorprendente. Si uno piensa que llegar a claro es un salto corto y una ganancia<br />
pequeña, entonces no tiene idea de lo alta que está esa meta.<br />
La mayoría de los auditores intentarán lograr liberados al principio, y son sabios<br />
si lo hacen. Cuando su propio caso sea aclarado finalmente, sólo entonces se darán<br />
cuenta de que el estado valía mucho más tiempo del que se empleó en alcanzarlo.<br />
Es imposible predecir, con un auditor nuevo, cuánto tiempo gastará cometiendo<br />
errores, aprendiendo a manejar sus herramientas, logrando la destreza. Por lo tanto, es<br />
imposible que estime cuánto tiempo le llevará aclarar a un paciente. Un auditor bien<br />
entrenado nunca tarda más de ochocientas horas con el peor de los casos; quinientas<br />
son muchas.<br />
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