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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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aconsejable detenerse aquí, al principio, para exponer con exactitud a qué podemos<br />

llamar claro, la meta de la terapia dianética.<br />

Se puede someter a un claro a pruebas de todas y cada una de las psicosis,<br />

neurosis, compulsiones y represiones (todas ellas aberraciones), y se le puede<br />

examinar en busca de cualquiera de las enfermedades autogénicas (autogeneradas)<br />

denominadas enfermedades psicosomáticas. Estas pruebas confirman que el claro<br />

carece completamente de tales enfermedades o aberraciones. Pruebas adicionales de<br />

su inteligencia indican que ésta es muy superior al promedio actual. La observación<br />

de su actividad demuestra que se entrega a la vida con vigor y satisfacción.<br />

Además, estos resultados pueden obtenerse comparativamente. A una persona<br />

neurótica, que posee además enfermedades psicosomáticas, se le puede someter a<br />

pruebas en busca de estas aberraciones y enfermedades, demostrándose que existen.<br />

Se le puede aplicar entonces la terapia dianética con el fin de eliminar estas neurosis y<br />

enfermedades. Finalmente, se la puede examinar obteniéndose los resultados<br />

antedichos. Esto, dicho sea de paso, es un experimento que se ha realizado muchas<br />

veces, siempre con los mismos resultados. Se puede probar en un laboratorio que<br />

todas las personas a las que no les falte ningún órgano del sistema nervioso responden<br />

de este modo al aclararse con <strong>Dianética</strong>.<br />

Además, el claro posee atributos fundamentales e inherentes, pero no siempre<br />

disponibles para quien no tenga el estado de claro, que no se habían sospechado en el<br />

hombre y que no están incluidos en las discusiones pasadas sobre sus capacidades y<br />

su comportamiento.<br />

Primero está la cuestión de las percepciones. Incluso las personas que llamamos<br />

normales no siempre ven a todo color, oyen toda la gama de sonidos, ni perciben<br />

óptimamente con sus órganos del olfato, gusto, sensación táctil y orgánica.<br />

Estas son las principales líneas de comunicación con el mundo finito que la<br />

mayoría de las personas reconoce como realidad. Es un comentario interesante que,<br />

aunque los observadores pasados consideraban que enfrentarse a la realidad era una<br />

necesidad absoluta si la persona aberrada deseaba estar cuerda, no se enunció ninguna<br />

explicación de cómo se podía hacer esto. Para enfrentarse a la realidad en el presente,<br />

por supuesto que uno tendría que ser capaz de percibirla mediante las vías de<br />

comunicación que el hombre usa más frecuentemente en sus actividades.<br />

Cualquiera de las percepciones del hombre puede estar aberrada por trastornos<br />

psíquicos que no permiten que la porción analítica de la mente de la persona se dé<br />

cuenta de las sensaciones que recibe. En otras palabras, aunque puede que nada vaya<br />

mal en los mecanismos de recepción del color, pueden existir circuitos en la mente<br />

que supriman el color antes de que se le permita a la consciencia ver el objeto. Se<br />

puede demostrar que el daltonismo es relativo o existe en grados, de tal modo que los<br />

colores parecen ser menos brillantes, apagados o, en caso extremo, estar totalmente<br />

ausentes. Todos conocemos gente para quien los colores "vivos" son odiosos y gente<br />

que los encuentra insuficientemente "vivos" para advertirlos. A este grado variable de<br />

daltonismo no se le ha reconocido como un factor psíquico, y si alguna vez se ha<br />

reparado en él, se ha supuesto vagamente que era alguna especie de condición mental.<br />

Existen personas para quienes los ruidos son bastante molestos; para quienes el<br />

gemido insistente de un violín, por ejemplo, se parece mucho a tener metido un<br />

berbiquí en el tímpano; y hay otras para quienes cincuenta violines tocando<br />

fuertemente resultarían sedantes; y existen aquéllas que en presencia de un violín<br />

muestran desinterés y aburrimiento. Y también hay personas para quienes el sonido<br />

de un violín es algo monótono, aunque esté tocando la melodía más complicada. Estas<br />

diferencias de percepción sónica (auditiva), al igual que de color y otros errores

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