Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
declaración tan amplia como "todos los gatos son iguales", es una característica de<br />
descuido o demencia, ya que no todos los gatos son iguales, ni siquiera dos gatos que<br />
se parecen, actúan y maúllan igual. Uno podría decir: "los gatos son bastante<br />
parecidos", y seguir manejando todavía un pensamiento bastante irracional. O bien, se<br />
podría reconocer que existe la especie felix domesticus, pero que dentro de esa<br />
especie los gatos son definitivamente diferentes, no sólo de raza a raza, sino de gato a<br />
gato. Eso sería racionalidad, no porque se hubiera empleado el latín, sino porque<br />
podría distinguir la diferencia entre los gatos. El temor a los gatos tiene su fuente en<br />
un engrama que por lo general no incluye más que un gato, y ése es muy específico,<br />
de raza específica, con cierta (o quizá incierta) personalidad. El preclaro que teme a<br />
todos los gatos, en realidad teme a uno sólo, que muy probablemente ya esté muerto<br />
después de tantos años. Así que mientras descendemos de la completa racionalidad a<br />
la irracionalidad hay una disminución de diferencias, hasta que éstas casi desaparecen<br />
y se transforman en similitudes e identidades.<br />
El silogismo aristotélico de que dos cosas iguales a la misma cosa son iguales<br />
entre sí, simplemente no funciona en la lógica. La lógica no es aritmética, cosa<br />
artificial que el hombre inventó y que funciona. Para manejar un problema en la<br />
lógica, la mente revolotea a través de una enorme masa de datos y computa con<br />
docenas y aun con cientos de variables. No piensa, ni jamás pensó, según la base de<br />
que dos cosas iguales a la misma cosa sean iguales entre sí, excepto cuando emplea la<br />
matemática, que fue concebida para resolver mejor problemas abstractos. Es una<br />
verdad abstracta que dos y dos es igual a cuatro. ¿Qué dos y qué dos son igual a<br />
cuatro? No se ha construido ninguna escala, ninguna medida, calibrador o<br />
microscopio que pueda justificar, por ejemplo, la realidad de que dos manzanas más<br />
dos manzanas es igual a cuatro manzanas. Dos manzanas y dos manzanas son cuatro<br />
manzanas, si son las mismas manzanas. No podrían ser iguales a otras cuatro<br />
manzanas por ningún proceso de crecimiento o manufacturación que jamás se haya<br />
imaginado. El hombre se contenta con llegar a aproximaciones, y, a la ligera, las<br />
llama, exactitudes. Nada es absoluto, excepto en términos abstractos establecidos por<br />
la mente para trabajar con problemas externos y conseguir aproximaciones. Esta<br />
parece ser una concepción un tanto forzada, pero no lo es. El matemático se da cuenta<br />
muy bien de que está trabajando con aproximaciones digitales y analógicas colocadas<br />
en sistemas que no necesariamente estaban allí antes de que viniera el hombre, y que<br />
no necesariamente estarán ahí después de que el hombre se haya ido. La lógica, aun la<br />
simple lógica de cavilar sobre si convendría ir de compras a las diez, está manejando<br />
numerosas variables, indefinidas y aproximadas. Se puede inventar matemática a<br />
montones. No hay ningún absoluto verdadero, sólo una aproximación cercana.<br />
Solamente nuestros gramáticos, muy atrasados en el tiempo, insisten en la realidad y<br />
verdad absolutas, quizá en recuerdo del metafísico.<br />
Anotamos esto aquí porque tal vez pueda ser de interés para algunos, pero<br />
principalemnte porque el auditor debe darse cuenta de que tiene una vara exacta para<br />
medir la cordura. Cordura es la habilidad de distinguir diferencias. Cuantas más<br />
diferencias se puedan distinguir, no importa lo mínimas que sean, más racional se es.<br />
Cuanto menos se puedan notar las diferencias y cuanto más se acerque a pensar en<br />
identidades (A =A), tanto menos cuerdo se es.<br />
Un hombre dice: "¡No me gustan los perros!" Toma esto en cuenta, auditor:<br />
tiene un engrama sobre uno o dos perros. Una chica dice: "¡Todos los hombres son<br />
iguales!" Anótalo, auditor: aquí tienes un verdadero aberrado. "¡Las montañas son tan<br />
terribles!" "¡Los joyeros jamás llegan a ninguna parte!" "¡Odio a las mujeres!"<br />
Grábalos. Estos son engramas a plena luz del día.