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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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es tan grave como los que puede ocasionar el medio ambiente actuando sobre el<br />

engrama que no se ha tocado.<br />

El auditor puede hacerlo todo al revés, en completo desorden y totalmente mal,<br />

y de todos modos el paciente estará mejor, siempre y cuando no trate de emplear<br />

drogas antes de haber trabajado con unos pocos casos, que no emplee el hipnotismo<br />

como tal y que no trate de mezclar la <strong>Dianética</strong> con alguna terapia más antigua. Puede<br />

usar drogas en <strong>Dianética</strong> si conoce la <strong>Dianética</strong> y si tiene colaboración médica. Puede<br />

usar todas las técnicas del hipnotismo, siempre y cuando tenga una gran experiencia<br />

con la <strong>Dianética</strong>. Y una vez que haya usado <strong>Dianética</strong> no volverá a caer en esfuerzos<br />

místicos para sanar mentes. En resumen, lo que se expone aquí es que, en tanto el<br />

auditor coja un caso relativamente sencillo al principio para ver como funcionan los<br />

mecanismos de la mente y utilice sólo la evocación, no puede meterse en dificultades.<br />

Seguro que habrá quienes crean que tienen tanta experiencia en golpear el tam-tam o<br />

en agitar calabazas que no le darán a la <strong>Dianética</strong> una oportunidad de funcionar como<br />

<strong>Dianética</strong>, sino que entrarán majestuosamente y empezarán a atormentar al paciente<br />

con "envidia del pene" o haciéndole arrepentirse de sus pecados. Pero el paciente que<br />

empiece a recibir esto será inteligente si cambia su posición del sofá a la silla del<br />

auditor y aclara algunas aberraciones del auditor antes de que continúe el trabajo.<br />

Cualquiera que haya leído este libro completamente una vez y haya conseguido<br />

un paciente con recuerdo sónico para hacer un intento de prueba, sabrá más sobre la<br />

mente, a partir de esas acciones, de lo que haya sabido jamás, y será más hábil y<br />

capaz para tratar la mente que cualquiera que intentara hacerlo hace muy poco<br />

tiempo, independientemente de su reputación. Esto no significa que aquellos que<br />

hayan tenido experiencia con pacientes mentales, conociendo la <strong>Dianética</strong><br />

(conociendo la <strong>Dianética</strong>), no tendrán ventaja sobre aquellos que no se dan cuenta de<br />

algunas de las manías de que es capaz el hombre en un estado aberrado. Por otra<br />

parte, tampoco significa que algún ingeniero, abogado o cocinero con algunos casos<br />

de <strong>Dianética</strong> en su haber no será más experto que todos los demás practicantes de<br />

cualquier clase o educación. En este caso el cielo no es límite.<br />

No podríamos decir a la ligera que un hipnotizador capaz o un psicólogo capaz,<br />

preparado y dispuesto a desechar y olvidar los errores de ayer, no esté mejor<br />

preparado para practicar la <strong>Dianética</strong>. En el campo de la medicina psicosomática, el<br />

doctor en medicina, con una gran cantidad de experiencia en la curación, podría muy<br />

bien estar muy por encima de otros auditores en el trabajo de <strong>Dianética</strong>. Pero éste no<br />

es necesariamente el caso, pues en la investigación se ha probado que los hombres y<br />

las mujeres con los pasados profesionales más dispares se han convertido de repente<br />

en auditores superiores en destreza a aquellos de campos que podrías sospechar que<br />

están más estrechamente relacionados. Los ingenieros especialmente son un excelente<br />

material y constituyen magníficos auditores. Una vez más, la <strong>Dianética</strong> no se publica<br />

para una profesión, pues ninguna profesión podría abarcarla. Es insuficientemente<br />

complicada como para justificar años de estudio en alguna universidad. Pertenece al<br />

hombre, y es dudoso que alguien pudiera monopolizarla, pues no entra en ninguna<br />

clase de legislación en ninguna parte, y si la <strong>Dianética</strong> fuera legislada como una<br />

profesión con título, entonces es de temer que el escuchar historias y bromas y<br />

experiencia personal también tendría que ser legislado como una profesión. Tales<br />

leyes pondrían entre alambre de espinos a todos los hombres de buena voluntad que<br />

prestan un oído compasivo a los problemas de un amigo. La <strong>Dianética</strong> no es<br />

psiquiatría. No es psicoanálisis. No es psicología. No es relaciones personales. No es<br />

hipnotismo. Es una ciencia de la mente, y necesita tanta autorización y regulación<br />

como la aplicación de la ciencia de la física. Esas cosas para las que se establece una<br />

legislación son un asunto legal porque de algún modo pueden perjudicar a los

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