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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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El organismo es, por lo tanto, capaz de tres clases de pensamiento: (a)<br />

pensamiento analítico, que es racional aunque modificado por la educación y el punto<br />

de vista; (b) pensamiento justificado, pensamiento analítico intentando explicar<br />

reacciones; y (c) pensamiento reactivo, que existe totalmente en términos de que<br />

cualquier cosa en un engrama es igual a cualquier cosa en un engrama, igual a todos<br />

los reestimuladores en el entorno y a todas las cosas asociadas a esos reestimuladores.<br />

Todos hemos visto a alguien cometer un error y luego dar una explicación de<br />

porqué había cometido ese error. Esto es pensamiento justificado. El error se cometió,<br />

a menos que fuera debido a educación o punto de vista, por un engrama. Entonces, la<br />

mente analítica tuvo que justificar el error, para asegurarse de que el cuerpo tenía<br />

razón y que sus computaciones eran correctas.<br />

Además, hay otras dos condiciones que pueden estar causadas por engramas.<br />

Una es la dramatización y la otra es la valencia.<br />

Habrás visto a algún niño al que le da una pataleta, un berrinche. Habrás visto a<br />

algún individuo llevar a cabo una acción completa de ira. Habrás visto gente llevar a<br />

cabo toda una serie de acciones irracionales. Estas son dramatizaciones. Se producen<br />

cuando un engrama es reestimulado completamente, tan completamente que su<br />

aspecto soldado se hace cargo del organismo. Puede conectarse ligera o totalmente, lo<br />

cual quiere decir que hay grados de dramatización. Cuando está en plena<br />

manifestación, el engrama se vacía al pie de la letra y el individuo es un actor, como<br />

una marioneta, que interpreta su papel dictado. Se le pueden dar a una persona nuevos<br />

engramas que harán que los viejos tengan una importancia secundaria. (El complejo<br />

de castigo de la sociedad está dirigido totalmente a proporcionar una educación<br />

antiengrama.)<br />

La dramatización es conducta de supervivencia - en la forma idiota de pensar<br />

de la mente re<strong>activa</strong>- basada en la premisa de que el organismo, en una situación<br />

"similar", sobrevivió a ella porque estas acciones estaban presentes.<br />

La mujer que fue derribada y pateada dramatizaría su engrama, posiblemente,<br />

haciendo y diciendo exactamente las mismas cosas que se le hicieron y dijeron a ella.<br />

Su víctima podría ser su hijo u otra mujer. Podría ser, o sería, la persona que le dio el<br />

engrama, si fuera lo bastante fuerte para vencerla. El simple hecho de tener este<br />

engrama no significa que ella lo use. Puede que tenga otro centenar de engramas que<br />

puede usar. Pero cuando ella dramatiza uno, es como si el engrama, soldado, estuviera<br />

controlando a una marioneta. El poder analítico que le quede puede estar dedicado a<br />

alterar el modelo. Por lo tanto, puede hacer una dramatización similar o idéntica.<br />

Este aspecto de la dramatización es estricta supervivencia "del más fuerte". Este<br />

es el tipo de cosa que hizo que los observadores pensaran que "la ley del más fuerte"<br />

era una regla primaria.<br />

El engrama entró, pasando por alto a la racionalidad y a los bancos estándares<br />

de memoria. Ahora está en el organismo, pero, a nivel de consciencia, el organismo<br />

no lo sabe. Es <strong>activa</strong>do por una experiencia a nivel consciente. Entonces puede ser<br />

dramatizado. Y lejos de hacerse más suave cuanto más se usa, cuanto más se<br />

dramatiza un engrama más sólida es su sujeción a los circuitos. Músculos, nervios,<br />

todo debe obedecer.<br />

Supervivencia "del más fuerte". Las células se estaban asegurando. Y aquí<br />

llegamos a la valencia. Valens significa "poderoso" en latín. Es un buen término<br />

porque es la segunda mitad de ambivalente (poder en dos direcciones) y existe en<br />

cualquier diccionario. Es un buen término porque describe (aunque no era la intención

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