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Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca

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Si la oclusión rodea la muerte de la persona o una partida o rechazo por parte de esa<br />

persona, eso es una garantía mayor de que esa persona es un aliado. También es<br />

posible que la oclusión tenga lugar por razones de castigo; esto quiere decir que la<br />

persona ocluida también puede ser un superenemigo. Sin embargo, en este caso,<br />

cualquier recuerdo presente se referirá a la muerte o a la derrota o a la enfermedad de<br />

la persona ocluida. La oclusión del funeral de una persona en la memoria de un<br />

paciente, teóricamente marca a esa persona como aliado o pseudoaliado. El recuerdo<br />

del funeral de una persona con oclusión de una asociación placentera podría tender a<br />

significar que la persona era un enemigo. Estas reglas son de tanteo. Pero es seguro<br />

que cualquier oclusión indica que una persona tiene un significado grande y oculto en<br />

la vida de un paciente, que debería ser explicado.<br />

Se puede advertir aquí que la recuperación del paciente dependerá en gran parte<br />

de las unidades de vida liberadas de su banco reactivo. Esta es una descarga de pena y<br />

puede ser bastante violenta. La práctica común es "olvidar" tales cosas y "cuanto más<br />

pronto se olvida, más pronto se cura". Desafortunadamente esto no funciona; estaría<br />

muy bien si así fuera. Cualquier cosa olvidada es una herida que supura cuando hay<br />

desesperación conectada con ella. El auditor verá que cada vez que localiza a ese<br />

supernegador, "olvídalo", obtendrá el engrama que éste suprimía; cuando no puede<br />

localizar el engrama y, sin embargo, ha encontrado un somático, entonces en el<br />

contexto del engrama habrá un "olvídalo" o un "no pienses en eso", o un "no puedo<br />

recordarlo" o un "no lo recuerdes" o algún otro negador. Olvidar es un asunto tan<br />

necio que cuando una cosa se "ha sacado de la mente", se ha situado directamente en<br />

el banco reactivo de engramas, y allí dentro puede absorber unidades de vida. Esta<br />

computación "necia" de que el olvidar las cosas las hace soportables es increíble, en<br />

vista del hecho de que el hipnotizador, por ejemplo, consigue resultados con una<br />

sugestión imperativa cuando pone uno de estos negadores al final de ella. Esto se ha<br />

sabido durante muchos eones; fue una de las primeras cosas que aprendió el autor<br />

cuando estudió las prácticas asiáticas. Hace mucho tiempo, pasó desde la India a<br />

Grecia y Roma, y ha llegado a nosotros mediante Antón Mesmer. Es un principio<br />

fundamental en varias artes místicas; su mecánica era conocida incluso por el<br />

curandero siux. Sin embargo, la gente en general -hasta entonces sin guía al respecto,<br />

y tal vez porque les faltaba algún remedio real- creía que lo que había que hacer con<br />

la pena era "olvidarla". Incluso Hipócrates observa que una operación no está<br />

totalmente terminada hasta que el paciente ha relatado el incidente a todos sus<br />

amigos, uno tras otro; y aunque esto es una terapia inadecuada, ha sido, como la<br />

confesión, parte del conocimiento popular durante todas estas épocas; sin embargo, la<br />

gente insiste en suprimir la pena.<br />

El auditor recibirá muchas veces en su actividad súplicas de un paciente de que<br />

"no me hable de la muerte de éste y del otro". Si es lo suficientemente ingenuo como<br />

para prestar atención a esta súplica lacrimosa cuando el paciente está en evocación,<br />

entonces el auditor está bloqueando <strong>activa</strong>mente una liberación. ¡Ese es el primer<br />

incidente que debe obtener!<br />

Quizá sería malo abordar estas cosas sin la técnica de <strong>Dianética</strong>; pero con<br />

nuestro arte es fácil no sólo entrar en el momento real del incidente, sino relatarlo<br />

después hasta que las lágrimas y los lamentos no sean sino un eco en la historia<br />

clínica. Tratar esa pérdida como un engrama, relatándola hasta que ya no sea dolorosa<br />

emocionalmente, es devolver al paciente la vitalidad que no había tenido desde que el<br />

incidente acaeció. Y si el incidente no se alivia con una docena de relatos, deslízate<br />

hacia atrás por su línea temporal de pena -como lo harías con cualquier otro engrama-<br />

y encuentra momentos más y más antiguos. Un paciente que comienza a descargar<br />

pena a la edad de cincuenta años, puede encontrarse dos horas después en el área

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