Hubbard, L. Ronald - Dianética - masoneria activa biblioteca
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una sociedad aberrada le exige necesariamente responsabilidad por sus acciones, la<br />
actividad antisocial es el resultado de engramas que la dictan. El paciente no es<br />
responsable de lo que él mismo ha hecho. Aclarado, el asunto es diferente. Se puede<br />
considerar a un claro completamente responsable de sus propias acciones, pues él<br />
puede computar racionalmente en función de su experiencia. Pero el aberrado tiene<br />
poco control o ninguno sobre sus acciones. Por lo tanto, el auditor debe dejar bien<br />
claro que a él no le importa lo que el aberrado, que se ha convertido en preclaro, haya<br />
hecho en su vida. El problema inmediato entre el auditor y el preclaro es un banco de<br />
engramas que contiene exclusivamente lo que otras personas han hecho en la vida y lo<br />
que se le ha hecho al preclaro en momentos en que él no se podía proteger a sí mismo.<br />
Este enfoque no sólo es cierto, tiene valor terapéutico, pues, al explicarse de este<br />
modo, puede obtener cooperación que de otro modo le sería negada.<br />
El auditor nunca debe violar el código del auditor con un paciente. El<br />
alargamiento de la terapia es el resultado inevitable de tales violaciones.<br />
Reestimulación<br />
La mente es un mecanismo autoprotector; pero la <strong>Dianética</strong> también lo es. Una<br />
ciencia del pensamiento que funciona, se aproximaría tanto a los principios<br />
funcionales de la mente que seguiría paralelamente las órdenes y condiciones de la<br />
propia mente. Ese es el caso. con la <strong>Dianética</strong>: la mente es diagnosticada por su<br />
reacción a la terapia, la terapia es mejorada por las reacciones de la mente a ella. Este<br />
es un principio funcional de gran valor, puesto que explica muchos fenómenos<br />
observados y predice la mayoría de los que faltan. Parte de este paralelismo es el<br />
rasgo de autoprotección.<br />
Es casi imposible dañar a la mente: es un organismo extremadamente resistente.<br />
Por supuesto, cuando uno comienza a cortar y lijar en ella con metal, o envenenarla<br />
con drogas o bacterias, o a arrojar a un lado su armadura natural, como con el<br />
hipnotismo, pueden ocurrir cosas desafortunadas.<br />
El charlatanismo es casi imposible en donde se está practicando la <strong>Dianética</strong> en<br />
cualquiera de sus aplicaciones. Uno practica <strong>Dianética</strong> completa, y obtiene resultados,<br />
o practica lo suyo, y declina: eso es un hecho mecánico, científico. La <strong>Dianética</strong>,<br />
como ciencia autoprotectora, exige que la practiquen claros o al menos buenos<br />
liberados. Un claro, en todo su comportamiento, sigue muy de cerca los mejores<br />
aspectos del código del auditor: su nivel ético es muy alto. Por lo tanto, cualquiera<br />
que comience a practicar <strong>Dianética</strong> va a encontrarse, no importa cuál fuera su<br />
intención original, lanzado hacia la meta de ser claro.<br />
Hay una razón excelente para esto. Hay un principio conocido como<br />
reestimulación del auditor. Ahora tenemos comprensión de lo que hace que un<br />
engrama entre en reestimulación. Cuando entra en reestimulación hace que el dolor o<br />
la acción del engrama entren en funcionamiento en el organismo. La observación de<br />
alguna percepción en el entorno que se aproxima a algún registro (sonido, vista o<br />
sensación orgánica) en el engrama pone en <strong>activa</strong>ción al engrama en mayor o menor<br />
grado. Análogamente, cuando un auditor no está él mismo aclarado, o cuando él<br />
mismo no se encuentra en la terapia hacia la meta de claro, se reestimula. Después de<br />
todo, está escuchando constantemente material engrámico de un paciente. Este<br />
material engrámico es la mismísima materia de la que está hecha la demencia.<br />
Cualquiera tiene engramas: tarde o temprano, un paciente va a comenzar a repasar un<br />
engrama que se parece a los engramas del auditor. Esto conduce a una gran