Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Rafael Altamira insta a recibir sin prejuicios “todo lo que haga vibrar en nosotros las<br />
fibras <strong>de</strong> la emoción con eso que llamamos belleza y que no sabemos a punto fijo en qué<br />
consiste” (ibid., p. 9). La <strong>de</strong>sinhibición <strong>de</strong> los prejuicios, la manifestación espontánea <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
“gusto” por algo, no trabar la manifestación artística con reglas, “que serán siempre<br />
caprichosas”, ser “sinceros con nuestras impresiones”. Para captar la belleza o bondad <strong>de</strong><br />
una obra literaria, parece ser que <strong>de</strong>bemos ser guiados por nuestra capacidad <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r<br />
aquello que se nos muestra como bello: “[...] nos avergonzarnos por gozar con la lectura <strong>de</strong><br />
éste o el otro autor porque no reúna la totalidad <strong>de</strong> las condiciones que una preceptiva<br />
sistemática exige, o porque el vulgo o la mayoría (suelen ser lo mismo) lo rechacen y motejen.<br />
Es seguro que casi siempre tendremos razón nosotros. Y la tendremos, por dos causas:<br />
primera, porque la impresión <strong>de</strong> belleza es cosa muy subjetiva, muy subordinada a factores<br />
particulares <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> cada cual, incluso en esferas que no pertenecen al<br />
arte; segunda, porque las obras literarias no es preciso que sean perfectas ni aun medio<br />
perfectas, para que gusten, sino que les basta tener un elemento <strong>de</strong> belleza -entre tantos como<br />
el artista pue<strong>de</strong> ver y expresar- para con él producir la emoción que a las obras <strong>de</strong> arte<br />
pedimos” (ibid., p. 10).<br />
Es sustancial, para nuestro crítico, la capacidad <strong>de</strong> “emoción” que el individuo posea<br />
porque cuanto mayor sea ésta, mayor será la cultura y con ella la capacidad <strong>de</strong> abstracción,<br />
mejor dotado estará el individuo para saborear lo Bello que nos ofrece el artista: “Cuanto más<br />
amplia sea nuestra aptitud <strong>de</strong> apreciar esos elementos, <strong>de</strong>sgajándolos <strong><strong>de</strong>l</strong> resto <strong>de</strong> la obra para<br />
sentirlos en todo lo que valen, mayor será el campo <strong>de</strong> nuestros placeres estéticos y más nos<br />
elevaremos sobre la masa <strong>de</strong> los lectores <strong>de</strong> espíritu reducido, en que sólo vibra una cuerda”<br />
(ibid., p. 10).<br />
302