Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
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la razón que explicaría las preferencias “y gustos realmente inexplicables, porque, contradicen<br />
las i<strong>de</strong>as literarias <strong><strong>de</strong>l</strong> sujeto (si éste las tiene y es <strong>de</strong> los afiliados a cualquier ismo)”. Por ello,<br />
obras que carecen <strong>de</strong> calidad tienen éxito <strong>de</strong> público Rafael Altamira se refiere a las<br />
numerosas muestras que hay <strong>de</strong> ello en nuestra literatura <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX y, sobre todo, en el<br />
teatro -aunque no se ofrece ningún nombre concreto-.<br />
“Psicología literaria II. ‘Los originales’” (Altamira, 1905) abunda en el tema <strong>de</strong> lo<br />
nuevo, lo original en literatura, que resulta ser extraordinariamente relativo, como lo<br />
evi<strong>de</strong>ncian los estudios <strong>de</strong> literatura comparada, que muestran los préstamos, los elementos<br />
comunes entre autores, incluso, entre literaturas. No obstante, todo individuo, toda<br />
colectividad tiene una nota propia y, la mayor o menor fuerza <strong>de</strong> esa nota propia o<br />
“personalidad intelectual” es lo que se <strong>de</strong>nomina “‘temperamento’”, que “<strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
fundamentalmente <strong>de</strong> la naturaleza <strong><strong>de</strong>l</strong> sujeto, aunque una educación reflexiva pueda aguzarlo.<br />
Es él más bien el que se impone y arrastra al escritor, a veces, sin que este mismo se dé cuenta<br />
<strong>de</strong> ello”. ¿Quiénes poseen este “temperamento”? Zola -dice Rafael Altamira- es “el<br />
fundamento <strong>de</strong> la jerarquía en el arte” (ibid., pp. 27-31).<br />
Rafael Altamira acu<strong>de</strong> a la autoridad <strong>de</strong> Flaubert y Maupassant para apoyar sus<br />
argumentos <strong>de</strong> tal modo que se hace evi<strong>de</strong>nte que la cualidad <strong>de</strong> mirar y observar las “viejas<br />
cosas” con “ojos nuevos” no es, precisamente, un don al alcance <strong>de</strong> cualquiera, sino sólo <strong>de</strong><br />
aquél que lo posee, pudiendo crear algo nuevo gracias a una observación peculiar y personal<br />
que pue<strong>de</strong> contemplar la realidad con ojos nuevos. Por eso, aquella máxima <strong>de</strong> Flaubert:<br />
“hay que mirar las cosas durante largo rato y con atención suficiente, hasta <strong>de</strong>scubrir en ellas<br />
un aspecto que nadie haya visto, que nadie haya <strong>de</strong>scrito antes”, es excelente... para los que<br />
pue<strong>de</strong>n hacer tales <strong>de</strong>scubrimientos; [ya que] la observación exacta, minuciosa y <strong>de</strong>tenida no<br />
ha hecho a nadie, nunca, poeta ni escritor. Al que lo es <strong>de</strong> suyo, le da mejores armas, le<br />
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