Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
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Un cambio en el concepto <strong>de</strong> crítica literaria apareció en el Prólogo (1921, pp. 7-10)<br />
<strong>de</strong> Arte y Realidad 27 : “[...] completamente libre, sin obligación interna ni externa <strong>de</strong> escribir<br />
acerca <strong>de</strong> todos los libros y <strong>de</strong> todos los autores [...] dista mucho <strong>de</strong> la posición técnica en que<br />
se colocan por lo general quienes cultivan aquella función” (ibid., pp. 7-8). Lo que atraía<br />
singularmente a Rafael Altamira <strong>de</strong> los libros ajenos no era, en esos momentos, la técnica<br />
sino: “[...] el alma <strong><strong>de</strong>l</strong> autor en ellos reflejada, el <strong>de</strong> la significación social <strong>de</strong> la labor<br />
cumplida por aquéllos, y, sobre todo, el eco que va <strong>de</strong>spertando en mi espíritu” (ibid., p. 8).<br />
Definió el género que adoptaba su trabajo como “glosas” (ibid.), porque no sólo la<br />
literatura -realidad interior- había sido objeto <strong>de</strong> recreación, también lo había hecho con la<br />
Naturaleza, no olvi<strong>de</strong>mos los artículos <strong>de</strong> viajes y paisajes terrestres o marítimos que pueblan<br />
su obra: “La realidad exterior ha seguido atrayéndome y ha movido mi pluma más <strong>de</strong> una<br />
vez. Si queréis, será cuestión <strong>de</strong> una nueva especie <strong>de</strong> crítica: la <strong>de</strong> la Naturaleza, en lugar <strong>de</strong><br />
la <strong><strong>de</strong>l</strong> Arte. Bautizadla a vuestro gusto. Para mí es poesía que me sonó en el alma, lo mismo<br />
que la hicieron sonar algunos libros” (ibid.).<br />
El autor recordaba a los lectores como en 1907 y en su libro Fantasías y recuerdos,<br />
se había alejado <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong> creación para <strong>de</strong>dicarse a la crítica literaria y, citándose a<br />
sí mismo, rememoraba cómo “me <strong>de</strong>spedí <strong>de</strong> la literatura amena (más concretamente <strong>de</strong> la que<br />
dicen ‘creadora’, [...] me reservé un rinconcito, último refugio <strong>de</strong> los viejos amores literarios.<br />
Ese rinconcito fue el <strong>de</strong> la crítica literaria, que siguió representando para mí el substitutivo <strong>de</strong><br />
la producción en que cesaba ‘la válvula por don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> escapar, <strong>de</strong> vez en cuando, en la<br />
contemplación <strong>de</strong> la poesía que otros expresan algo <strong>de</strong> la que sigue cantando en el fondo <strong>de</strong> mi<br />
alma’ (1907, p. 7)<br />
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