Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
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algunos jóvenes”. La traducción al catalán y al castellano <strong>de</strong> Maeterlink y Hauptmann<br />
“influyendo especialmente, pero en muy débil medida, en el teatro y en la lírica” (ibid., p.<br />
143). A lo que se añadió el renacer <strong>de</strong> los clásicos <strong>de</strong> todos los tiempos con las<br />
representaciones en catalán <strong>de</strong> obras “<strong>de</strong> Esquilo, <strong>de</strong> Goethe, <strong>de</strong> Shakespeare (1888-1889)”<br />
(ibid.). Y, por último, “las adaptaciones castellanas <strong><strong>de</strong>l</strong> gran trágico inglés, <strong>de</strong> Lope, <strong>de</strong><br />
Cal<strong>de</strong>rón, <strong>de</strong> Tirso, etc.” (ibid.).<br />
Rafael Altamira <strong>de</strong>finió el mo<strong>de</strong>rnismo como reacción contra el movimiento anterior:<br />
“El mo<strong>de</strong>rnismo -es <strong>de</strong>cir, el conjunto <strong>de</strong> doctrinas y <strong>de</strong> escuelas, muy diferentes entre sí en no<br />
pocas cosas, que se <strong>de</strong>signa con ese nombre genérico- representa, como es sabido, una<br />
reacción contra el realismo y el naturalismo, reacción algo más sólida y fructífera que el<br />
psicologismo, la novela novelesca y otras tantas cosas inventadas por los que necesitaban una<br />
plataforma vistosa para llamar la atención <strong>de</strong> las gentes” (ibid., p. 144). Este movimiento -<br />
dice- estaba contaminado por un erotismo 38 llevado al extremo. El erotismo pornográfico se<br />
conservó en España con tanta cru<strong>de</strong>za como en Francia, Bélgica y otros países. Y, a<strong>de</strong>más,<br />
trajo “una peligrosa renovación <strong><strong>de</strong>l</strong> romanticismo sentimental, <strong>de</strong> la bohemia práctica [...]<br />
como línea <strong>de</strong> vida <strong><strong>de</strong>l</strong> literato, que, con el aburguesamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> naturalismo, parecía haber<br />
entrado en un período <strong>de</strong> equilibrio, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> medida, como uno <strong>de</strong> tantos trabajadores que<br />
necesita pon<strong>de</strong>rarse a sí mismo, para que la obra no que<strong>de</strong> <strong>de</strong>squiciada. ¿Durará mucho ese<br />
romanticismo? ¿Se contendrá en los límites precisos para que no dañe a la literatura? ¡Quién<br />
sabe! Hoy por hoy, es una nota característica <strong>de</strong> casi toda la nueva generación, que hace<br />
pensar en los héroes <strong>de</strong> Murger y <strong>de</strong> Musset, en Bau<strong><strong>de</strong>l</strong>aire y en Larra” (ibid., p. 145).<br />
El propósito al que tendían las nuevas influencias era alcanzar el éxito <strong>de</strong> público,<br />
pero no fue el caso: “¿Cómo ha respondido el público a todas esas influencias? Mal. Los<br />
mo<strong>de</strong>rnismos no los entien<strong>de</strong>, los repugna, parte por misoneísmo, parte por incultura y, en lo<br />
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