Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
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omano, o <strong>de</strong> cualquier otra asignatura oficial, me hubiese censurado la ignorancia <strong>de</strong> un<br />
punto cualquiera <strong><strong>de</strong>l</strong> jus civile. Instantáneamente me dije a mí mismo: ‘Es preciso que yo<br />
sepa todo eso por propio esfuerzo’. Cumplí este dictado, comprando, o pidiendo prestados,<br />
todos los libros que se pusieron a mi alcance: y cuando ya creí haber comprendido el<br />
problema, escribí ‘El Realismo y la literatura contemporánea’” (VV. AA. 1987, p. 28).<br />
5 Así parece <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> su I<strong>de</strong>ario Pedagógico: “De aquellas aficiones literarias salió mi<br />
amistad con Blasco Ibáñez. Él era uno <strong>de</strong> mis compañeros en los viajes al país <strong>de</strong> las<br />
ilusiones y <strong><strong>de</strong>l</strong> fantasma <strong>de</strong> la gloria, en que ingenuamente pensábamos. Nuestras charlas<br />
frecuentes tenían por tema los gran<strong>de</strong>s novelistas, que nos encantaban más que los gran<strong>de</strong>s<br />
poetas; y en nuestro eclecticismo artístico, mezclábamos a Galdós y Zola con Murger, cuya<br />
Vie <strong>de</strong> bohéme (en francés y todo) acabó por calentar los cascos a Vicente y por impulsarle a<br />
realizar una incursión <strong>de</strong> incógnito a Madrid, don<strong>de</strong> todavía llegó a tiempo <strong>de</strong> ser camarada<br />
<strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z y González. Y como a los jóvenes <strong>de</strong> entonces no nos faltaba voluntad, a lo<br />
menos para leer y escribir, Blasco y yo acometimos juntos una novela, fruto <strong>de</strong> influencias<br />
galdosianas y <strong>de</strong> Erckman-Chatrian, que había <strong>de</strong> titularse Romeu el guerrillero. Mi<br />
colaborador escribió el primer capítulo, cuyas cuartillas guardo como oro en paño; pero la<br />
novela no pasó <strong>de</strong> ahí. Pue<strong>de</strong> que Vicente ni se acuer<strong>de</strong> <strong>de</strong> ella. Yo la traigo a la memoria<br />
cada vez que Blasco nos sorpren<strong>de</strong> con alguno <strong>de</strong> esos hermosos cuadros <strong>de</strong> vida valenciana<br />
que hacen <strong>de</strong> él, como dice Sorolla, uno <strong>de</strong> los novelistas ‘que más se parecen aun pintor’.<br />
También había valencianismo y pintura en Romeu” (VV.AA. 1987, p. 17).<br />
6 Sobre el realismo y el i<strong>de</strong>alismo dice D. L. Shaw que: “Aun antes <strong>de</strong> los años cincuenta y<br />
sesenta, la cuestión <strong><strong>de</strong>l</strong> realismo en la novela y en la escena era un tema sujeto a vivo <strong>de</strong>bate<br />
que, por ejemplo, está latente en gran parte <strong>de</strong> la obra crítica <strong>de</strong> Larra y que se pone <strong>de</strong><br />
manifiesto en la discusión <strong>de</strong> Piferrer sobre la obra se la Avellaneda, Alfonso Munio, en 1842.<br />
Tamayo lo hizo tema <strong>de</strong> su discurso inaugural a la Aca<strong>de</strong>mia en 1859, y Ventura <strong>de</strong> la Vega<br />
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