Requena Sáez, María del Corpus_5.pdf - RUA - Universidad de ...
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No existió ningún tipo <strong>de</strong> movimiento porque no hubo voces que se alzaran en la<br />
literatura. Ni una generación <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sastre. Ni <strong><strong>de</strong>l</strong> 98 (tampoco Azorín alzó la voz (Lozano<br />
Marco 1998, p. 33). Fue un momento <strong>de</strong> parálisis literaria. Cuando en 1898 soplaron vientos<br />
<strong>de</strong> guerra sobre España, “pudo creerse que el alma nacional se estremecería hasta lo más<br />
profundo y reflejaría sus dolores y sus indignaciones en la literatura. No fue así, bien lo<br />
sabemos” ([1902] 1905, p. 137). La literatura <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sastre y <strong>de</strong> la regeneración fue exigua,<br />
casi nula. Los poetas, los novelistas, los dramaturgos, callaron casi todos, sobrecogidos por<br />
la pesadumbre <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sastre. Las i<strong>de</strong>as hablaron otro lenguaje y en la literatura apenas <strong>de</strong>jó<br />
huella la terrible conmoción (ap., ibid., p. 137-138).<br />
Caso singular fue el <strong>de</strong> la literatura catalana. Rafael Altamira indicaba que la alta<br />
burguesía catalana apoyaba al catalanismo y a los intelectuales que le hacían la propaganda<br />
que se necesitaba. Con ello, se exaltó el lado político <strong><strong>de</strong>l</strong> movimiento. El impulso literario<br />
llevaba su propio camino, y <strong>de</strong> todos modos, hubiera seguido su propia senda<br />
in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> la política. Nótese que la mejor literatura catalana respon<strong>de</strong> a un gran<br />
amor, legítimo y plausible a la “patria chica”, sentimiento ajeno a la inspiración catalanista<br />
(ap., ibid.). Quienes lean los versos <strong>de</strong> “Verdaguer, Maragall, Mestres, Perés y tantos otros;<br />
las novelas <strong>de</strong> Oller, Massó, Bosch, etc.; las obras teatrales y los poemas en prosa <strong>de</strong> Rusiñol,<br />
Pomés, Iglesias y aun los dramas <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo Guimerá, no sospecharía que Cataluña está más o<br />
menos agitada por un movimiento a cuya elaboración han contribuido algunos intelectuales y<br />
muchos patronos” (ibid., p. 139) 36 .<br />
Para <strong>de</strong>terminar los caracteres generales <strong>de</strong> la época Rafael Altamira partió <strong>de</strong> una<br />
i<strong>de</strong>a general comúnmente extendida en su tiempo y en el nuestro: la creencia <strong>de</strong> que no se<br />
podían establecer en España corrientes literarias <strong>de</strong>bido a la fuerte personalidad o<br />
individualidad <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s maestros. Así, “lo creyeron y lo razonaron Leopoldo Alas y<br />
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