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Descargar Tesina - Argentina Investiga

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descansando… Bueno, después otros muchachos que yo tuve oportunidad de hablar<br />

de después de 25 años cuando fuimos al Atlántico Sur. Bueno, me dijeron casi lo<br />

mismo ¿Viste?” (Lidia, 17/07/08).<br />

“Lo único que quería era que viniera alguien y me dijera qué le había pasado a<br />

mi hermano (énfasis mío). Después de 22 años, dije: «bueno, a lo mejor, se abren,<br />

me cuentan». Les expliqué: «chicos, no soy la mamá, soy la hermana». Entonces,<br />

ese día, me vieron tan desesperada…Julio Cáceres fue hablar con Pedro Díaz y le<br />

dijo: «la hermana te está pidiendo, es hoy o nunca, es tu oportunidad para que<br />

hables, que te saques todo ese dolor porque, ella, lo está pidiendo, la familia te<br />

necesita, necesita saber». Me dijo: «mirá petisa, acá, tenés lo que estás buscando»<br />

Me lo trae y entonces, él me abraza y, cuando me abraza, rompe en llanto, ahí, me<br />

contó al oído, entre llanto, entre lo que había pasado” (María Fernanda, 03/04/09).<br />

Otros familiares que no contaron con la posibilidad de que sobrevivientes les relataran los<br />

hechos, manifiestan mantener viva la esperanza de que su ser querido vuelva a aparecer:<br />

“Yo he buscado durante estos 27 años a uno que me diga: “«reconocí a tu hijo y<br />

estuvo en tal lado» pero con todo, todo, lo que hablé, nadie le conoce». Yo te digo<br />

dentro de mí, yo no lo tengo como que está muerto (énfasis mío), yo digo que<br />

estará en algún lugarcito, perdió la memoria, estará prisionero, en algún lugar,<br />

que algún día, él me va a llegar, yo no tengo que se me murió” (Paula, 2/09/09).<br />

“Decían que en Chile habían cuatro sobrevivientes, nueve sobrevivientes que en<br />

uno de ellos estaba mi marido y el chico este Aníbal, otros que estaban en otra isla,<br />

otros que los habían llevado… después de los siete años en las otras guerras<br />

siempre aparecían seres queridos. Una vecina ¿sabés lo que me llegó a decir? que<br />

había un hospital en el sur y que la Armada los tenía porque estaba imposible de<br />

reconocer, como que la Armada tenía un hospital... o no, cada versión... No se<br />

pierde la esperanza (énfasis mío)” (Nora, 10/07/08).<br />

“A mi viejo no lo dieron por fallecido, lo dieron por desaparecido y uno siempre<br />

tienen la esperanza (énfasis mío) muy, muy… remota, viste, de que…bue, vos sos<br />

chica, no sé en qué año naciste pero no viviste la guerra, pero se hablaba mucho<br />

que había submarinos rusos… que los habían rescatado… Entonces uno siempre,<br />

aunque te digan…toda lo tu lógica te diga, no está más con nosotros, la esperanza<br />

nunca la perdés” (Sergio, 17/07/09).<br />

De modo similar al caso de los desaparecidos, distinguen dos tipos de acercamientos<br />

opuestos a la pérdida, el que acepta la muerte; y el que hace de la falta del cuerpo una esperanza<br />

de vida. Entonces, el sujeto se convierte en una persona liminal, que se encuentra en los límites<br />

entre la vida y la muerte y puede producir, como había analizado en el capítulo II, un tipo de<br />

relación entre vivos y muertos que permanece activa a pesar de la ausencia y la desaparición, y<br />

evidencia la falta de un pasaje adecuado del sujeto ritual hacia el mundo de los muertos. De ahí<br />

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