Descargar Tesina - Argentina Investiga
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los treinta mil, los treinta mil, y un día me dije «nunca nombro a Adriana y a<br />
Miguel Ángel», siempre eran los treinta mil (negrita agregada) y no nombraba a<br />
mis hijos, con su nombre” (Lita, 13/10/06).<br />
“Como que la identidad, lo individual, pasa a segundo plano y es lo colectivo”<br />
(Graciela, 12/01/10).<br />
Dado este conflicto que se produce entre lo individual y lo colectivo, Hugo<br />
manifiesta la necesidad de “desaparecer al desaparecido”, en tanto sujeto colectivo que no<br />
tiene identidad individual:<br />
“Nosotros somos un organismo que desde muchos años queremos desaparecer al<br />
desaparecido. Yo quiero desaparecer al desaparecido, desaparecido te enferma,<br />
(negrita agregada) entonces veinte años tuve un amigo invisible” (Hugo,<br />
17/11/06).<br />
Lo que también es propio del desaparecido en tanto sujeto liminal es que no queda<br />
descansando simbólicamente en un lugar único y fijo, como sería en un cementerio, sino que<br />
está suspendido en uno y otro lugar al mismo tiempo, según la fecha y el lugar en donde se lo<br />
recuerde: “Los familiares no tienen un monumento único para realizar el culto a la muerte sino<br />
tiempos fragmentarios relacionados con momentos determinados” (da Silva Catela, 2001:158).<br />
De esta manera, dice la autora, los monumentos, y placas, aunque sean colectivos,<br />
“individualizaron al desaparecido devolviéndole el nombre y su historia personal” y junto con<br />
las fotos, substituyen las sepulturas individuales (da Silva Catela 1998:102). Sin embargo,<br />
observé en el caso de nuestros interlocutores, que si estos momentos fragmentarios a los que se<br />
refiere la autora carecen de espacios específicos que contrarresten la conmemoración colectiva<br />
y reafirmen la muerte individual, no enfatizan la muerte sino la desaparición, por lo que no es<br />
posible identificarlos con prácticas que tienen el objeto de rendir culto a la muerte sino que,<br />
contrariamente, refuerzan la liminalidad, demarcando públicamente el estado social del<br />
desaparecido dentro de esta clase. Asimismo, aquellos espacios físicos como las plazas o los<br />
monumentos en los que se conmemora a los desaparecidos, los he llamado espacios físicos de<br />
la liminalidad (Panizo, 2003:38), enfatizando la ambigüedad existencial de los sujetos que se<br />
recuerdan en estos espacios determinados 73 .<br />
73 A aquellos espacios físicos como las plazas, los homenajes en las facultades, los monumentos etc., da Silva<br />
Catela los ha llamado, territorios de la memoria ya que son espacios fìsicos en los cuales los familiares “dejan<br />
huellas”, “se sitúan”, “acentúan identidades y espacios”. Frente a la idea estática asociada al concepto de lugar,<br />
dice la autora, con la idea de territorio se focaliza sobre las relaciones y los procesos de construcción y producción<br />
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