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Las Raíces del Viento, Monografía de <strong>Celaya</strong><br />
166<br />
María Luisa Mendoza con la palabra China y algunos derivados: chinita, chinaca, Chinota, chinámbula,<br />
chinófila, chinafóbica, chinafórica, chinabamba, chinateca, chinaloa, chinajuata, el cual la<br />
editorial Joaquín Mortiz plasmó en la cuarta de forros del libro Con él, conmigo, con nosotros tres, de<br />
la afamada narradora, en la década de los ochenta. O el de Margarita López Portillo, hecho sólo de<br />
blancos pétalos, que una mañana de noviembre de 1980, yo pude admirar a solas, mientras llegaba<br />
el presidente de la república, José López Portillo, al salón Venustiano Carranza, de Los Pinos,<br />
donde este cronista recibiría de sus manos el Premio Nacional de Literatura “Rosario Castellanos”.<br />
En pocos años, su renombre también lo ha señalado como un excelente muralista con obras que<br />
son ya íconos de la nueva grandeza mexicana:<br />
Palacio Nacional México<br />
Presidencia Municipal de <strong>Celaya</strong><br />
Instituto Tecnológico de <strong>Celaya</strong><br />
Sala Octavio Ocampo de la Escuela Preparatoria de <strong>Celaya</strong><br />
Grossenbacher Oil Co.Harlingen, Tx.<br />
Rancho del contador Héctor Guiza Alday, de <strong>Celaya</strong><br />
Museo Iconográfico del Quijote, en Guanajuato<br />
Casa de gobierno Guanajuato, Gto.<br />
Entre otros.<br />
¿Cuáles son las palabras de la crítica de arte María Helena Noval acerca de Octavio Ocampo?:<br />
“Para Octavio Ocampo, la pintura es una fuente de placer no sólo intelectual, sino<br />
plástico, pues no duda en afirmar tras su mirada profunda y verde, que antes que nada está interesado<br />
en ser generoso con el espectador de sus metamórficas figuras; tal parece que intenta a toda<br />
costa que quien mira su obra se olvide del hastío. A Partir de sus inicios académicos, Ocampo<br />
transitó hacia la creación de un estilo pictórico propio sin grandes crisis, dejándose llevar por su<br />
natural inclinación lúcida hacia los ámbitos misteriosos y las ilusiones ópticas que le fascinan<br />
desde temprana edad, desde que se dio cuenta de que las gestálticas formas son inestables, caprichosas.<br />
Por eso fue escenógrafo, por eso es muralista, porque le embelesa la trampa, el juego<br />
visual... Por eso cuenta con una larga lista de exhibiciones alrededor del mundo.<br />
El simulacrum<br />
El trompe l'oeil, el engaño al ojo que fundamenta en teoría el interés principal de<br />
Ocampo, tiene una larga tradición dentro de la historia del arte. No sólo se remonta a Arcimboldo<br />
y sus transustanciaciones formales, sino que hunde las raíces hasta el corazón de la pintura<br />
romana, aquella que se solazaba con simular puertas, paisajes y elementos decorativos dentro de<br />
la arquitectura doméstica. No obstante el trompe l'oeil pocas veces se ha considerado como género<br />
independiente en la historia de la pintura; tal calificativo se aplica únicamente a la obra que<br />
promueve la sensación de que intenta deliberadamente engañar al espectador mediante un artifi-