2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio
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Crónica de los niños asesinados<br />
volvió a estremecerse al influjo de los misterios que habían ido apareciendo con motivo de las<br />
obras que el H. Ayuntamiento llevaba a cabo en muchos puntos de la mancha urbana: gigantescos<br />
puentes, modernos pasos a desnivel, amplias avenidas. Hacía apenas tres meses que los medios de<br />
comunicación locales, estatales y aun nacionales, daban cuenta del hallazgo de un túnel descubierto<br />
en el Bulevar Adolfo López Mateos, casi frente al mercado Hidalgo y muy cerca de la Plaza del<br />
Cronista, del cual se dijo que sería rescatado para instalar allí algún museo de arte. El del jardín<br />
principal iniciaba en un arco de unos dos metros de diámetro, hecho con tabiques rojos, orientado<br />
de Norte a Sur, dando pie a pensar que fuera el mismo que, a cuatro metros de profundidad, atravesaba<br />
todo el jardín hacia la esquina de Zaragoza, donde se halla una tienda departamental con<br />
nombre en lengua inglesa. Este cronista recuerda que donde hoy está Electra, allí en el Portal<br />
Guerrero, hace tiempo había una casa de huéspedes llamada “Mercedes” y precisamente allí, en el<br />
piso donde hoy está la tienda y un banco, había una entrada a ese camino subterráneo, que, en el<br />
otro extremo, fue cortado cuando se construía el sótano de la tienda departamental, esquina con<br />
Hidalgo y Zaragoza. Sabemos, por referencias históricas, que las “zanjas abovedadas” fueron construidas<br />
durante la Guerra de Independencia, de 1810 en adelante. Y que su objetivo era dar refugio<br />
a la población e intercomunicar los templos. En realidad, <strong>Celaya</strong> está sentada en una red de túneles,<br />
grandes y pequeños, que corren desde la hacienda la Favorita hasta la salida a Salvatierra. Y no<br />
hay celayense que no haya oído hablar de alguna entrada a estos sótanos. Verdaderamente es un<br />
orgullo el tener motivos para querer cada día más esta tierra llana, y cuidarla y presumirla por<br />
tantas cosas bellas e interesantes que continuamente nos revela. No hay que descartar la posibilidad<br />
de que tales conductos pudieron, además, haber servido para desalojar las grandes aguas que<br />
entonces inundaban la parte norte de la ciudad, precisamente donde hoy es la colonia Alameda,<br />
donde la gente coloquialmente le llamaba la “Ciénega” (ciénaga), hacia el riíto y también hasta el<br />
río Laja, en su curva que hace rodeando a la ciudad a la salida a Salvatierra.<br />
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