2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio
2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio
2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Las Raíces del Viento, Monografía de <strong>Celaya</strong><br />
66<br />
Todo <strong>Celaya</strong> irradia resplandores:<br />
en sus mesas se sirven ya los vinos<br />
que pregonan los nuevos peregrinos<br />
llegados de la España y sus Señores.<br />
Azul se mira el hombre que no se halla<br />
en ninguna cursiva de la historia<br />
por más que su conciencia lo ametralla.<br />
Azul como los nombres de la gloria,<br />
azul como las tierras de <strong>Celaya</strong>,<br />
azul como el telar de la memoria.<br />
CELAYA Y LAS ÓRDENES RELIGIOSAS<br />
En el siglo XVIII se establecieron en la ciudad los religiosos mercedarios, de cuya venerable<br />
Orden salieran los sacerdotes que a cambio de la libertad del genial don Miguel de Cervantes<br />
Saavedra, ofrendaron la suya, en Argel, África. Los carmelitas se establecieron aquí en 1597, los<br />
agustinos (ya con conventillo propio) en 1603 y los jesuitas en 1719. Los franciscanos ya estaban<br />
aquí desde 1571, tras la fundación, cuando los agustinos dejaron el pueblo de la Asunción, en cuya<br />
capilla de indios habían ejercido su ministerio desde 1560, probablemente hasta el 1 de enero de<br />
1571, día en que se celebró la misa del Espíritu Santo antes de la elección del primer cabildo, para<br />
dar paso a la repartición de tierras y solares de lo que sería la Villa que algunos europeos le habían<br />
solicitado al virrey Martín Enríquez de Almanza, un poco apartada del pueblo de indios, que ya<br />
existía junto a la capillita donde celosamente se resguardaba y se veneraba el milagroso Cristo del<br />
Zapote. A partir de la renombrada Fundación, estos seguidores del Varón de Umbría gozaron de<br />
una gran influencia, administrando los servicios parroquiales, que con su colegio, capellanías y<br />
rentas diarias subieron a la cúspide de una situación privilegiada, hasta que a mediados del siglo<br />
XVIII todo cambió, con el fortalecimiento del clero secular y la Real Cédula de 1767, en la que se<br />
ordenaba que el curato dejara de ser de los religiosos franciscanos. Era el mismo año en que otra<br />
disposición real determinaba la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la Nueva<br />
España. A los francisca¬nos se les dejó el convento, el colegio de estudios, las capellanías, las<br />
rentas y las cátedras en que eran ya famosos.<br />
Soneto<br />
Los ángeles vestidos de lo humano<br />
recorrieron distancias para verte,<br />
oh, <strong>Celaya</strong>, en la vida o en la muerte,<br />
oh, <strong>Celaya</strong>, en el monte o en el llano.