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Las Raíces del Viento, Monografía de <strong>Celaya</strong><br />

88<br />

LA CALLE DE LA HUMILDAD<br />

El asesinato ocurrió en la calle de la Humildad, del antiguo Barrio de San Juan de Dios,<br />

hoy segunda de la calle de Juárez o Juárez Sur, muy cerca del templo de San Juan. Allí era la casa y<br />

el “negocio” de la familia Márquez, en el cual María Virginia y Sanjuana servían para todo, hasta<br />

para traicionar a un hombre que soñaba en el amor y en un futuro mejor para su tierra.<br />

Valentín nació en San Juan<br />

y en San Juan de Dios murió,<br />

y se nombraba Sanjuana<br />

la infame que lo entregó.<br />

Continúa contando el pueblo a través del epónimo cantar.<br />

Pero aquellos balazos hicieron que toda la ciudadanía se movilizara hacia aquel barrio<br />

pobre, incluida la madre del alzado, a ver cómo los militares, aplaudidos por algunos, se llevaban<br />

el cadáver para exhibirlo y retratarlo, de acuerdo a la costumbre impuesta desde México, en la<br />

Plaza de San Francisco, donde aún no había “Bola del Agua”, sólo flores y árboles que en las tardes<br />

de abril derramaban perfumes y le daban sombra al peón o a la afligida esposa, que iban a pedirle<br />

a la Virgen Inmaculada su amparo y su perdón. Las dos mujeres jamás fueron llamadas a recibir la<br />

codiciada recompensa, ni las admiraron los personajes de la alta sociedad, ni obtuvieron el respeto<br />

de las autoridades. Nada de lo que ellas suponían y esperaban sucedió. No fueron reconocidas por<br />

nadie. Apenas lavaron aquella noble sangre derramada, el olvido se apoderó de sus personas. Y<br />

nadie supo ni sabe qué fue de ellas. En cambio, manos anónimas señalaron con piedras blancas el<br />

lugar donde a la quinta noche sepultaron aquel cuerpo relleno de cal viva. Allí fueron a llorar sus<br />

padres, sus amigos, sus admiradores, mucha gente del pueblo. Se dijo misa, se guardó silencio para<br />

que nadie se quedara sin pensar en que desde aquel momento todo el país ya sabía de los afanes<br />

opositores a la dictadura, mucho antes de los pronunciamientos minero y cañero, respectivamente,<br />

de Cananea (1906) y Río Blanco (1907), que empujaron al estallido de la Revolución.<br />

Algunos años después, a finales de 1890, alguien mandó erigir el actual monumento al<br />

que se le conoce como el Obelisco, pero sin ponerle lápida ni nombre alguno, cual si con esto se<br />

quisiera honrar y desafiar, al mismo tiempo, la memoria del pueblo, que jamás olvida.<br />

CORRIDO DE VALENTÍN MANCERA (1882)<br />

Escúchame, prenda amada, hermosa flor de jazmín,<br />

escucha los tristes versos del valiente Valentín.<br />

Día lunes, trece de marzo, ¡qué desgracia sucedió!<br />

Se balearon con la escolta, Cipriano Méndez murió.

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