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2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio

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estas virtudes las que llevaron al matrimonio González Valencia a enfrentar decididamente el<br />

decreto del presidente de la república, Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876), quien, a cambio de<br />

fuertes sumas de dinero, le había concedido a los protestantes norteamericanos los templos de<br />

<strong>Celaya</strong>: El Carmen, la Tercera Orden y San Agustín. Los gringos, encabezados por el pastor Sam<br />

Graver, llegaron hambrientos de tomar posesión de estas iglesias, sólo que no contaban con la<br />

enérgica protesta de la población mayoritariamente católica, ni con la riqueza de los González<br />

Valencia, quienes de inmediato negociaron con los extranjeros para que por sumas superiores a las<br />

que éstos le habían entregado al Presidente Lerdo, cedieran otra vez los edificios. Y de esta manera,<br />

doña Emeteria “compró” la Tercera Orden, Antonia, su hermana, San Agustín y el potentado<br />

capitalista ibero el del Carmen. Claro, aprovechó para -al más puro estilo de los antiguos gachupines-<br />

quedarse con todos los terrenos pertenecientes a la huerta del convento, los que convirtió en<br />

casas para sus negocios particulares y cuadras para su animales, aunque destinando un predio<br />

especial para que allí se instalara el mercado público, que venía funcionando en la Plaza Mayor o<br />

jardín principal, y al que, una vez inaugurado, la gente bautizó como “El Parián”, tal lo apunta<br />

atinadamente don Luis Velasco y Mendoza en la obra citada:<br />

“Era, en esos días, Jefe Político Don José María Marañón, activo funcionario que demostraba en<br />

todas formas el interés que tenía por ver resurgir a la ciudad. Para conseguirlo, procuró atraerse la cooperación<br />

de todas las clases sociales; y en esa forma pronto estuvieron remediados en gran parte los destrozos de<br />

los edificios, reparados los templos y limpias las calles y plazas, a las que también trató de mejorar el Sr.<br />

Marañón; pues por disposición suya y secundado por el Ayuntamiento, se trasladaron los puestos del mercado<br />

que desde tiempo inmemorial existía en la "Plaza Principal o de la Constitución", para hacer en su lugar un<br />

bello jardín; instalándose entonces las vendimias a un lado del ex convento del Carmen, en lo que había sido<br />

un patio interior del mismo, que quedó libre al practicarse por allí la apertura de una calle, a la que posteriormente<br />

se llamó de "Tresguerras". Con el transcurso del tiempo se acondicionó debidamente este mercado, al<br />

que el vulgo designó con el nombre de "el Parián", construyéndose, en el sitio que ocupaba, una especie de<br />

pérgola circular con pilares de cantería que, aunque modesta, imitaba en su estilo al de la hermosa columnata<br />

que adorna la plaza de San Pedro en Roma. En su parte central, rematando el cornisamiento, se alzaba un<br />

medallón con una inscripción en la que se mencionaba la fecha en que tal mejora se inauguró: 5 de Mayo de<br />

1874; el nombre del Jefe Político que ordenó su construcción: Corl. Don Florencio Soria (cinco años después de<br />

que Marañón moviera los puestos del jardín principal hacia un patio anexo al convento del Carmen) el<br />

Importe total de la obra; que permaneció en pie hasta 1906, año en que el mercado fue trasladado al moderno<br />

edificio que en la actualidad ocupa”.<br />

A este Jefe Político: coronel don Florencio Soria, quien, con mucha eficiencia ejerció<br />

este cargo entre 1867 y1873, le correspondió enfrentar la impetuosa venida de los protestantes. Era<br />

párroco de <strong>Celaya</strong> don Francisco María Góngora, el cual, asumiendo el papel de conciliador entre<br />

las dos religiones, cometió un grave error al intervenir a favor de las huestes del predicador Samuel<br />

Graver a quien por poco despellejan vivo al pie de la Columna de la Independencia, que entonces<br />

se encontraba frente a la antigua Casa de Cabildos, logrando que -pese a que a los gringos ya se les<br />

había regresado triplicado su dinero- se les dejaran tres anexos del convento de San Agustín: una<br />

Emeteria Valencia<br />

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