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2010_CEOCB_monografia Celaya.pdf - Inicio

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Historia de la Fundación<br />

aldea otomí, para pelear como el valiente que era y defender los intereses y las vidas de los hispanos<br />

ya residentes allí de larga data, quienes le pidieron, aparte de la villa, la fundación de otro<br />

presidio, a lo que él accedió, encargándole a su antiguo compañero de armas y letras, don Francisco<br />

de Santi, la nueva traza. En realidad, todos los virreyes del México del siglo XVI tuvieron que<br />

interesarse en la defensa de la llamada “Ruta de la Plata” contra los asaltos provenientes de la<br />

gentilidad; la mayor parte de las medidas tomadas, en las cuatro primeras décadas de la guerra,<br />

tendieron a salvaguardar el tráfico de todos los caminos. Sin embargo, los pocos elementos de<br />

tropa apostados en los presidios no bastaban, pues muchas veces aquellas fortalezas militares,<br />

llenas de gente: frailes, viajeros, residentes en la región y hasta indígenas bautizados, con sólo seis<br />

o veinte soldados, también fueron arrasadas. Desde el gobierno anterior ya se había pensado en el<br />

acantonamiento de algunos pueblos, desde Zacatecas hasta San Miguel el Grande, Querétaro la<br />

Capital del Reino, sólo que no pasó de ser un proyecto parcialmente llevado a cabo. Porque no es<br />

sino hasta finales de la década de los sesenta cuando Don Martín Enríquez de Almanza lo puso en<br />

todo su vigor, incluyendo un sistema de escolta militar entre los puntos fortificados. Correspondió<br />

al capitán Pedro Carrillo Dávila, con algunas de las tropas de la escolta de la audiencia de México,<br />

levantar y defender el de Ojuelos y el de Portezuelos, por ser un guerrero versado y curtido en la<br />

guerra contra los chichimecas de la Villa de San Felipe. Él, al igual que Francisco de Sandi -nuestro<br />

futuro trazador de la Villa de Nuestra Señora de la Concepción de Zalaya- era encarnizado perseguir<br />

y aniquilador de indios desde el tiempo de las campañas de Pedro de Ahumada. El fuerte de<br />

Portezuelo estaba localizado casi a mitad del camino entre San Felipe y Ojuelos, en el paso entre la<br />

Sierra de San Pedro y la Sierra del Pájaro cerca del actual poblado de Ocampo. Más allá de San<br />

Felipe, Portezuelo y Ojuelos, pronto se colocaron tres presidios más en el camino de Zacatecas, aún<br />

en marcas de la Nueva Galicia. Éstos fueron: Las Bocas, Ciénega Grande y Palmillas, levantados y<br />

protegidos por el temible capitán Juan Domínguez, bajo la supervisión general del doctor Orozco,<br />

administrador de la frontera de la Nueva Galicia, con igual carga de odio, o más, contra los indios<br />

que el doctor Francisco de Sandi.<br />

“Las Bocas fue el primer fuerte situado al norte de Ojuelos, probablemente ubicado en Las Bocas<br />

de Gallardo, hoy en el estado de Aguascalientes. Se hallaba dentro de la alcaldía mayor de Teocaltiche en<br />

1584, más o menos en la actual frontera de Zacatecas y Aguascalientes, ligeramente al sudoeste de la moderna<br />

Villa García. Palmillas se hallaba cuatro leguas al sudoeste de la ciudad de Zacatecas, cerca del actual<br />

poblado de Ojocaliente. Ciénega Grande, más cerca de Las Bocas que de Palmilla, probablemente se hallaba<br />

ubicado cerca de la actual Tepezala: se describió como “sobre los ríos de Tepezala”; acaso estuviera a orillas<br />

del río hoy conocido como Gil, o Ciénega Grande, en la actual frontera entre Aguascalientes y Zacatecas,<br />

directamente al este de la ciudad de Rincón de Romos” (escribe Philipe Wayne Powell).<br />

Tenemos que reconocer que el mayor de todos los presidios y poblados españoles fue<br />

<strong>Celaya</strong>, cronológicamente el primero; estratégicamente, el de mayor importancia, debido a que era<br />

el cruce de todos los caminos y a sus inmensas llanuras regadas por el Gran Río Izquinapan o de<br />

la Laja, para llevar desde allí los alimentos que hicieran falta en los demás presidios, pueblos,<br />

villas, aldeas, minas y tropas en combate. Es aquí donde Don Martín llama al doctor Francisco de<br />

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