26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Yo no he dicho nada, doctor.<br />

—Este no es un sitio para venir con ambigüedades.<br />

—Diez minutos, doctor; es todo lo que os pido.<br />

—Diez minutos, pero no de pie; mis piernas tienen sus exigencias. Vamos a sentarnos.<br />

—¿Dónde?<br />

—En ese banco del corredor.<br />

—¿Nadie nos oirá, doctor?<br />

—Nadie.<br />

—¿Ni siquiera el herido que está ahí?<br />

—Ni siquiera ese pobre muchacho, y si alguien nos oyese, no sería él.<br />

—¡Dios mío...! ¿Está muy mal?<br />

—No está muy bien. Pero hablemos de lo que os ha traído aquí, y pronto, hija mía, pues<br />

sabéis que la reina me espera.<br />

—Hablemos de él, doctor.<br />

—¿De quién? ¿De monsieur de Charny?<br />

—Yo he venido a pediros noticias sobre su estado.<br />

El silencio con que el doctor Louis correspondió a su pregunta, aun cuando la esperaba,<br />

fue glacial. El doctor relacionaba ese instante con María Antonieta, y veía a esas dos<br />

mujeres impelidas por un mismo sentimiento, y sin concretar si su sentimiento obedecía<br />

a un violento amor.<br />

Andrea, que ignoraba la visita de la reina, y no podía leer en la expresión del doctor lo<br />

que había de tristeza o de piedad, tomó su silencio por un reproche.<br />

—El que yo haya venido aquí podéis, creo, excusarlo, doctor, porque De Charny ha sido<br />

herido en duelo, y quien le ha herido es mi hermano.<br />

—¿Vuestro hermano? —exclamó el doctor Louis—. ¿Ha sido De Taverney quien ha<br />

herido a De Charny?<br />

—Exacto.<br />

—Lo ignoraba.<br />

—Ahora que lo sabéis, comprenderéis que debo interesarme por su estado.<br />

—Oh, claro, mi querida niña —dijo el doctor, encantado de encontrar una ocasión para<br />

ser indulgente—. Yo ignoraba... No podía sospecharlo.<br />

—Doctor —dijo Andrea, poniendo una mano en el brazo del doctor y mirándole con<br />

angustia—, decidme la verdad.<br />

—Os la he dicho. ¿Por qué iba a falsearla?<br />

—Un duelo entre gentileshombres no es nada extraordinario; es un suceso que se repite<br />

con frecuencia.<br />

—Lo único que podría dar importancia a este duelo sería el hecho de que los dos<br />

jóvenes se hubieran batido por una mujer.<br />

—¿Por una mujer, doctor?<br />

—Sí; por vos, por ejemplo.<br />

—¿Por mí? —preguntó Andrea, suspirando—. No, doctor; no ha sido por mí que De<br />

Charny se ha batido.<br />

El doctor pareció conformarse con su respuesta, pero trató de explicar su suspiro.<br />

—Comprendo ahora que es vuestro hermano quien os ha enviado para saber cómo sigue<br />

el herido.<br />

—Sí, doctor, ha sido mi hermano.<br />

El doctor la miró y se dijo: «Lo que tienes en el corazón, alma inflexible, lo voy a saber<br />

muy pronto».<br />

Después, en viva voz:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!