26.01.2019 Views

EL COLLAR DE LA REINA

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

El collar de la Reina, libro segundo sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas. - 1848

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Creed que para mí es tan dura de oír como para vos de pronunciar— dijo la reina—.<br />

No sospecho de vosotros, no.<br />

—¿Vuestra Majestad sospecha entonces de alguien?<br />

—Contestad a mis preguntas. ¿Decís que no tenéis los diamantes?<br />

—No los tenemos— respondieron al mismo tiempo los dos joyeros.<br />

—No os importa saber a quién se los había entregado yo para que os los devolviese,<br />

porque esto me concierne. ¿Visteis a la condesa de La Motte?<br />

—Perdonad, señora, la hemos visto...<br />

—¿Y no os dio nada de mi parte?<br />

—No, Majestad. La señora condesa nos dijo tan sólo: "Esperad".<br />

—Pero esa carta mía, ¿quién os la entregó?<br />

—¿Esta carta?— contestó Boehmer—. ¿La que Vuestra Majestad ha tenido en sus<br />

manos? Un mensajero desconocido que la trajo a nuestra casa durante la noche.<br />

Y mostró la carta falsa.<br />

—¡Ah!— exclamó la reina—; bien: ya veis que no procede directamente de mí.<br />

Llamó y apareció un criado.<br />

—Que hagan venir a la señora condesa de La Motte— ordenó tranquilamente—. ¿No<br />

habéis visto a nadie más?— continuó diciendo con la misma calma—. ¿No visteis al<br />

señor de Rohan?<br />

—Al señor de Rohan sí, señora; vino a hacernos una visita y a informarse...<br />

—¡Muy bien! No vayamos más lejos; desde el momento en que el señor cardenal de<br />

Rohan se encuentra mezclado en este asunto, haríais mal en desesperaros. Ya adivino lo<br />

que ha pasado: la señora de La Motte, al deciros esta palabra: esperad, habrá querido<br />

decir... No, no adivino nada ni quiero hacerlo. Id a encontrar al señor cardenal y<br />

contadle lo que me acabáis de decir; no perdáis tiempo y añadid que yo lo sé todo.<br />

Los joyeros, reanimados por este pequeño hálito de esperanza, cambiaron entre ellos<br />

una mirada más tranquila.<br />

Bossange, que quería decir algo, se atrevió a insinuar en voz baja:<br />

—Sin embargo, la reina tiene entre sus manos un recibo falso y lo que es falso es un<br />

delito.<br />

María Antonieta frunció el ceño.<br />

—Es verdad— dijo—, puesto que si vosotros no recibisteis el collar, esto es una<br />

falsedad. Pero para comprobarlo es indispensable que os caree con la persona a quien<br />

encargué la misión de entregaros los diamantes.<br />

—Cuando quiera Vuestra Majestad— exclamó Bossange—; nosotros, cómo honrados<br />

comerciantes, no tememos la luz.<br />

—Id, pues, a buscar la evidencia a casa del cardenal, sólo él puede aclarar todo esto.<br />

—¿Nos permitirá Vuestra Majestad que le traigamos la respuesta?— preguntó<br />

Boehmer.<br />

—Lo sabré antes que vosotros— respondió la reina—, y os sacaré, del apuro. Id.<br />

Los despidió y cuando hubieron partido, cada vez más inquieta, empezó a enviar<br />

emisario tras emisario en busca de la señora de La Motte.<br />

No la seguiremos en sus averiguaciones y en sus sospechas. Por el contrario, vamos a<br />

abandonarla, para unirnos a los joyeros en busca de la tan deseada verdad.<br />

El cardenal estaba en su casa leyendo con ira imposible de describir una pequeña carta<br />

que la señora de La Motte acababa de remitirle, según decía, desde Versalles. La misiva<br />

era dura y sacaba toda esperanza al cardenal; le conminaba para que no pensase en<br />

nada; le prohibía que apareciese en Versalles y hacía un llamamiento a su lealtad para<br />

no reanudar unas relaciones que se habían convertido en imposibles.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!