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RUPTURA | Una Revista Interdisciplinaria de Análisis Jurídico 157<br />
efectos de que los países industrializados reduzcan sus emisiones de gases contaminantes<br />
antes del año 2012.<br />
En el año 1997, de los 188 estados parte de la convención, 84 firmaron dicho protocolo<br />
y 166 países lo ratificaron, entre los que se encuentra Uruguay 6 . Dichos países representan<br />
el 55 % de las emisiones de GEI (gas de efecto invernadero) en 1990. Entre ellos se encuentran<br />
3 de los 6 principales contaminadores: Rusia, la Unión Europea y Japón.<br />
Lamentablemente, Estados Unidos no ha aceptado formar parte del Protocolo a pesar<br />
de que produce el 36 % del total de las emisiones del planeta, a pesar de que posteriormente<br />
asumió el compromiso de alcanzar un 7 % de reducción. No obstante y mediante la<br />
ratificación rusa el 18 de noviembre de 2004, se ha alcanzado el porcentaje necesario para la<br />
entrada en vigencia el 16 de febrero de 2005.<br />
Algunos de los inconvenientes del sistema radican en que el alcance del protocolo llega<br />
hasta el 2012, según se indicó, lo cual desestimula las acciones en el área. Conforme a la<br />
“hoja de ruta de Bali”, se celebró la XV Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhague<br />
en diciembre de 2009, aunque no se impusieron obligaciones por nuevos niveles de reducción.<br />
Sin embargo, en dicha oportunidad los creadores del sistema debieron oir las voces de<br />
quienes se consideran perjudicados por las emisiones. Meles Zenawi, Primer Ministro de<br />
Etiopía y portavoz de las naciones africanas en cuanto a la protección ambiental, había<br />
anunciado que en dicha cumbre África reclamaría compensaciones por daño al ambiente<br />
por U$S 40.000 millones, ayuda a los migrantes y mitigación del cambio climático por parte<br />
de los países industrializados 7 . No obstante, llamativamente las pretensiones africanas disminuyeron<br />
drásticamente, luego de mantener reuniones con Estados Unidos tan sólo 15<br />
días antes de la cumbre.<br />
Regresando a las medidas vigentes al presente, se debe indicar que, afortunadamente,<br />
aún antes de que Kyoto entrara en vigencia, ya había producido efectos favorables al comenzar<br />
a funcionar un mercado informal para comercializar la reducción de emisiones.<br />
Pues bien, dichos mercados informales, así como el consensuado posterior, tienen un<br />
funcionamiento sencillo: se asigna un valor económico y transferible a los esfuerzos por<br />
paliar la contaminación. En el protocolo se identifican seis gases de efecto invernadero y las<br />
reducciones de emisiones de los mismos se miden en toneladas de dióxido de carbono<br />
equivalente, las cuales, a su vez, se traducen en certificados de emisiones reducidas (EDC o<br />
CER). Un CER equivale a una tonelada de dióxido de carbono que se deja de emitir a la<br />
atmósfera y puede ser vendido en el mercado.<br />
Este mecanismo se denomina “Mecanismo de Desarrollo Limpio” (MDL). El objetivo<br />
para el período 2008- 2012 es reducir las emisiones en un 5,2 por ciento a los índices de<br />
1990. Para ello, cada país diseña un plan nacional de asignaciones para distribuir los derechos<br />
de emisión. Es decir, cada país signatario asumió un compromiso de reducción de la<br />
contaminación ambiental. Conforme al mismo, cada uno de ellos tiene un límite máximo<br />
de emisión de gases, el cual distribuye entre las diferentes industrias que posee. De ese<br />
modo, las empresas de dicho país tienen un tope en cuanto a los gases que pueden emitir.<br />
Ninguna de estas medidas son el resultado del texto original del Protocolo, sino de las<br />
negociaciones posteriores celebradas en 2001 en Bonn y Marrakech y que hicieron posible<br />
6<br />
Ratificado el 14 de noviembre de 2000 por Ley 17.279.<br />
7<br />
Artículo de The Economist, publicado en el Suplemento Internacional del Diario El País de Montevideo<br />
en la edición del 19 de julio de 2009, págs. 4 y 5.