13.05.2013 Views

Leer - IES Celestí Bellera

Leer - IES Celestí Bellera

Leer - IES Celestí Bellera

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Vértigo<br />

Desconocemos la manera en la que transcurrieron los pocos días<br />

que el Dr. K. pasó en Venecia. En todo caso, parece que su sombría<br />

disposición de ánimo no le abandonó. Sí, él mismo suponía que sólo<br />

ella era la que le había hecho posible mantenerse en pie en esta<br />

ciudad, esta Venecia que, pese a los que viajaban de luna de miel, de<br />

quienes se imaginaba aparecían por todas partes con la intención<br />

expresa del escarnio, le debe de haber impresionado en lo más<br />

hondo. Qué hermosa es, escribe con un signo de admiración y en uno<br />

de aquellos giros un tanto dislocados en los que el lenguaje consiente<br />

que, por un instante, se viertan los sentimientos. ¡Qué hermosa es y<br />

cómo la minusvaloramos en Praga! Pero el Dr. K. silencia los<br />

detalles. De modo que no sabemos, como ya se ha dicho, qué es lo<br />

que vio en realidad. Ni siquiera hay una indicación manifiesta de que<br />

hubiera visitado el Palacio Ducal, cuyos Plomos, meses más tarde,<br />

ocuparían un lugar tan importante en sus fantasías procesales o<br />

penales. Solamente sabemos que pasó cuatro días en Venecia y que,<br />

acto seguido, se fue de Santa Lucía en dirección a Verona.<br />

En Verona, la tarde de su llegada, recorrió a pie el trayecto de la<br />

estación a la ciudad pasando por el Corso, y anduvo por las callejuelas,<br />

de un lado a otro, tanto tiempo hasta que, de cansancio, volvió<br />

a meterse en la iglesia de Santa Anastasia. Después de que, con<br />

una sensación de agradecimiento y repulsión mezclados, hubiera<br />

descansado un rato en aquel espacio fresco, en penumbra, se puso de<br />

nuevo en camino y aún al salir condujo sus dedos, como a un hijo o<br />

a un hermano pequeño, por los rizos de mármol del enano que desde<br />

hacía cientos de años perseveraba bajo la pesada carga de una pila de<br />

agua bendita al pie de una de las poderosas columnas. En ninguna<br />

parte hay un indicio que sustente la suposición de que estuvo<br />

contemplando el hermoso mural de San Jorge de Pisanello, situado<br />

sobre la entrada a la capilla de los Pellegrini. Lo que sí se podría<br />

demostrar, sin embargo, es que, por un instante, cuando el Dr. K.<br />

volvió a estar fuera, bajo el portal, junto al umbral pen-<br />

118

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!